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22 noviembre, 2024 9:02 am

La foto de la incertidumbre

POR: MAURICIO AGUIRRE CORVALÁN   

A tres meses de las elecciones, el fin de semana Ipsos publicó una nueva encuesta de intención de voto que nos actualiza la carrera rumbo al sillón presidencial. La foto no varía mucho respecto de la de diciembre y mantiene una gran incertidumbre sobre cómo finalmente se decantará el voto de los peruanos.

George Forsyth mantiene un distanciado primer lugar con el 17%, un punto menos en relación a la encuesta anterior. Luego del candidato de Victoria Nacional, se agrupa un pelotón donde sólo 4 puntos porcentuales separan a la segunda del octavo. En el grupo de siete candidatos que se agrupan detrás de Forsyth, Keiko Fujimori es segunda con 8%, le siguen Julio Guzmán y Verónika Mendoza con 7%, Daniel Urresti y Yonhy Lescano con 6%, Hernando de Soto con 5%, y César Acuña y Daniel Salaverry con 4%. La encuesta de Ipsos tiene un margen de error de +/- 2.8%, lo que estadísticamente significa que esos 4 puntos de diferencia sean considerados como un empate técnico.

La alta dispersión del voto que refleja la encuesta hace imposible tener algo de certeza sobre los dos candidatos que pasarán a la segunda vuelta. Porque salvo un giro dramático en la decisión del votante, con seguridad llegaremos a una segunda votación en junio para decidir la presidencia.

Si comparamos el comportamiento de la intención de voto de enero de 2021 con el de enero de 2016 durante la campaña presidencial anterior, podemos ver interesantes diferencias que nos muestran claramente como la dispersión del voto junto a la apatía e indecisión del votante están marcando la elección actual.

En enero de 2016 Keiko Fujimori lideraba las preferencias electorales con 33%, el doble del 17% actual de George Forsyth, mientras el segundo lugar era compartido sólo por dos candidatos. Pedro Pablo Kuczynski y César Acuña con el 13%, alejados en más de 5 puntos del siguiente candidato, a diferencia de esta campaña que detrás del primero aparecen siete postulantes separados sólo por 4 puntos. Es importante advertir, además, que el porcentaje de votos indecisos, blancos y viciados era del 14% en el 2016, mientras que en esta elección alcanza el 25%.

Otro dato para intentar entender como se está moviendo la intención de voto es ver la diferencia entre Lima y el interior del país. Forsyth es todavía un candidato con mayor peso electoral en la capital con el 21% de los votos, mientras que acumula el 15% en el interior, Fujimori tiene un voto parejo, aunque ligeramente superior en Lima, pero Guzmán y Mendoza reciben un mayor respaldo en el interior con 8%, y sólo 5% en la capital. Urresti y De Soto aparecen como candidatos limeños, a diferencia de Lescano y Acuña cuya intención de voto es mayor en el interior.

Si vemos el voto por niveles socioeconómicos aparece una sorpresa. Con 10%, Mendoza tiene su mayor caudal electoral en el sector A, mientras que en el sector D tiene 6%. Forsyth concentra su mayor porcentaje en el sector C con 19% y alcanza 15% en el sector A, mientras que Guzmán es un candidato marcadamente del sector A con 16% y sólo 5% en el sector D. Fujimori mantiene un voto parejo en los 4 niveles socioeconómicos, Urresti concentra su caudal electoral en los sectores B y C, y Lescano obtiene las mayores preferencias en el sector D.

En lo que se refiere a la intención de voto por edades, el elector entre 18 y 25 años vuelca sus preferencias por Forsyth (19%), Guzmán (10%) y Mendoza (10%), aunque Forsyth con 20% también se hace fuerte en la población entre 26 y 42 años. Fujimori con 10% tiene su mayor fuerza electoral en la población de 43 años a más, al igual que Urresti con 9% y Lescano con 7%.

El elector joven no simpatiza con Fujimori (6%), Urresti (5%) ni Lescano (4%), mientras que con 12% Forsyth registra su menor porcentaje en el elector de 43 años a más.

Nueva foto, nuevos números, pero la misma incertidumbre. A tres meses de la votación se mantiene el desinterés del elector, quizá concentrado en la creciente crisis sanitaria por la Covid-19, o simplemente se está imponiendo el desencanto en los actores políticos producto de las continuas crisis del último quinquenio. Ahora toca esperar la nueva foto y ver si esos números, por fin, empiezan a moverse.

Análisis & Opinión