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El papá y la tía

Por: Lic. Yessica C. Rodriguez Torres   

Hace una década, me encontraba en aula cuando uno de los estudiantes dijo: “Huelga. Paro, señorita, por la Tía María”.

Desde ese día de marzo, hasta hoy, esta frase se ha venido repitiendo; descansamos y, luego, “otra vez Andrés”.

Paros, protestas, marchas, contramarchas, remarchas y, en seguida un silencio casi sepulcral.

Alan, Ollanta, PPK, Vizcarra y me atrevo a decir que el presidente próximo a elegir, también seguirá la línea.

El gobierno mira, desde el balcón, el conflicto social engendrado por él y los señores encargados del mencionado proyecto, quienes lo acompañan a ver el espectáculo.

Estos últimos, poco, casi nada (por lo menos no se percibe) hacen para hallar una solución (buena o mala para ellos) a este bolondrón que de cuando en cuando pone en vilo a la provincia de Islay.

El pasado martes se volvió “a la carga”, no tocaré el motivo de la presencia de los ciudadanos del Valle de Tambo, aquí en Mollendo;  lo cierto es que vinieron con sus banderas verdes y los mollendinos esperaban con las banderas verdes de Mollendo. Se desencadenó un triste enfrentamiento, sin llegar a mayores, claro está.

Confusión, equívoco, error, el enemigo no es Mollendo, el enemigo no es el Valle de Tambo. Y como mencioné líneas arriba: “el papá y la tía, mirando desde el balcón”.

La falta de capacidad para gobernar (Presidencia de la República), se encuentra en niveles insospechados y el daño social entre la gente de la provincia de Islay se podría poner “al rojo vivo” en un, casi seguro, futuro encuentro.

Y, ¿los señores Tía María? Bien gracias, ni chicha ni limonada, se jactan de tener “colaboradores brillantes”, en cuanto a resolución de conflictos se refiere, pero no se les ve, ni de asomo.

Imagino, están en cuarentena o en una década morféica.

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