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La democracia en cuidados intensivos

POR: Julio Failoc Rivas    

¿La denuncia de Zamir Villaverde –sobre un supuesto fraude electoral en primera vuelta para perjudicar a Rafael López Aliaga y Keiko Fujimori– tiene como objetivo final al presidente Pedro Castillo?  ¿El secuestro de la Sunedu y del Tribunal Constitucional (TC) es el resultado del pacto infame a media voz entre la derecha y la izquierda conservadora? ¿Qué se está tejiendo debajo de la mesa?

Luego de la cortina de humo de “plagios como cancha”, de parte de la derecha y de los medios de comunicación concentrados, en pleno desmantelamiento de la Sunedu y en medio de una elección del TC sin debate y al carpetazo, empezó una nueva campaña desesperada sobre un supuesto fraude, con coima incluida, perpetrado por Pedro Castillo en la primera vuelta.

Si la denuncia de fraude hubiera sido para la segunda vuelta, posiblemente sería más creíble, porque está claro que Castillo en primera vuelta era prácticamente un desconocido, con muy pocos recursos e imaginación como para comprarse a los organismos electorales, salvo que la “marmaja” de los dinámicos del centro hubiera servido para financiar esta fechoría. No se trata de defender a nadie, sino de apelar al sentido común para desmantelar esta patraña que no tiene otro objetivo más que el de desprestigiar a los organismos electorales.

Si quisieran vacar al presidente solo necesitan 87 votos y punto. Y si ya tienen no los van a utilizar porque saben que vacar a Castillo es un riesgo de que todos se vayan a sus casas, endeudados hasta de lo que visten y, lo que es peor, sin posibilidades de reelección a la vista. Nuestra hipótesis es que esta campaña no está dirigida al presidente sino contra los organismos electorales a fin de debilitarlos y tirárselos abajo, para luego capturarlas de cara a las elecciones del 2022.

Todo hacer prever que las elecciones municipales y regionales se van a dar en un contexto de profunda desconfianza y de atomización electoral, y lo más probable es que tengamos candidatos a alcaldes y/o gobernadores que salgan elegidos o pasen a la segunda vuelta con menos del 12% del electorado, tal como ocurrió en las elecciones regionales y municipales del 2016. En este contexto, tener a favor la ONPE y/o el JNE, facilita las posibilidades de alterar las actas de sufragio y torcer la voluntad popular a favor de uno de ellos.

La alianza nefasta entre la derecha y la izquierda autoritaria en contra del centro político a quienes le llaman “caviar” ha sido consumada con la captura del TC, con el secuestro de la Sunedu, y las contrarreformas electorales son mensajes de que algo peor se viene. Lo denunciado por la expresidenta del TC, Marielena Ledesma es grave. ¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Por qué el apuro de hacer jurar a los nuevos integrantes del TC sin respetar los acuerdos a los cuales el pleno había arribado? ¿Qué está tramando el nuevo el TC en su mayoría conservadora?

Como lo señalamos en esta columna la semana pasada, se vienen tiempos difíciles para la democracia. Ya se apoderaron del TC, la próxima van a capturar la Defensoría del Pueblo y la Fiscalía de la Nación, están desprestigiando a los organismos electorales para tirárselos abajo y luego asaltar el JNE y la ONPE, mientras afinan y ejecutan los movimientos para el asalto final: la presidencia de la República. Entonces, todo habrá sido consumado en detrimento de nuestra frágil democracia.

Nuestra democracia está en cuidados intensivos ¡Estamos advertido!

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