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La Constitución y la crisis alimentaria

POR: FRANCISCO DIEZ CANSECO    

Mientras Pedro Castillo deambula por el Perú promoviendo su Asamblea Constituyente y “nueva Constitución” -cuyo proyecto no existe- a través de los circenses Consejos de Ministros descentralizados; y entre Zamir Villaverde y Karelim López se encargan de desnudar la esencia corrupta de este gobierno plagiario, el 16 de mayo volvió a subir en 6 % el precio internacional del trigo que ya tiene un alza continuada del 53 % desde principios de año. El 90% del consumo de trigo del Perú es importado.

Entretanto, y en respuesta a la ley 31452 y su reglamento que exoneran de IGV a los productos que integran la canasta básica y, fundamentalmente, al pan, un representante de la Asociación de Peruana de Empresarios de Panadería y Pastelería (ASPAN) declaró que el precio del pan no podrá reducirse con dichas normas porque depende de una serie de costos directos e indirectos. Dicho precio debería ser más alto “pero también tenemos que pensar que se trata de un producto que atiende a las grandes mayorías”, sentenció Mario Flores.

Como de costumbre, en este tema central para todo el Perú y, en especial para los más pobres -sector al que, sin duda, no pertenecen Pedro Castillo ni sus hoy enriquecidos socios- el régimen no ata ni desata, esta vez en compañía del Congreso de la República.

Si no bastan las cifras antes expuestas para percibir la dimensión del problema, hay que agregar que, además del efecto directo que sobre el precio del trigo y, para el caso, del maíz duro (77% importado), del petróleo (84% importado), del gas (25% importado) etc., tiene la invasión de Ucrania dispuesta por el tirano ruso Vladímir Putin -se están maleando los vladimires-, en China, primer productor de trigo del mundo, se prevé la peor cosecha de su historia y el mismo camino siguen la India -segundo productor-, Estados Unidos y Francia.

A todo ello se suma la escasez y el alza de precios de los fertilizantes especialmente de la urea, que ya afecta a todo el agro nacional y definitivamente está golpeando los precios de los alimentos. 39% aumentaron los precios este año, según Comex, y cerca de 50% el 2021.

Este régimen, más allá de que debe irse a su casa o tras las rejas, tiene que, sin demagogia ni populismo, reformar su inconsistente estrategia de desgravación tributaria, concertar con el sector privado -la importación de trigo es un oligopolio-, medir con eficiencia su política de subsidios y desarrollar de inmediato un esquema de emergencia de seguridad alimentaria promoviendo la producción nacional.

Eso se llama economía social de mercado, vigente solo en el papel según nuestra Constitución e inexistente en la práctica del mercantilismo que nos rige. Peor aún con la mafia del prosor.

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