La confesión de Luis Nava: De marinas y Casuarinas

POR: GUSTAVO GORRITI Y ROMINA MELLA (IDL – REPORTEROS)

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A continuación, las comprobaciones, corroboraciones y entrevistas adicionales realizadas por IDL-Reporteros con relación a la confesión de Luis Nava.

QUÉ PASÓ EN CASUARINAS

Sobre la compra de un terreno en Las Casuarinas, descrito por Luis Nava como una de “las adquisiciones que realizó Alan García Pérez con el dinero entregado por Jorge Barata”, Roxanne Cheesman, quien fuera la pareja de García, indicó a IDL-Reporteros que este sí adquirió ese lote, después de terminar su segundo mandato.

De acuerdo con Cheesman, “antes de comprar la casa, el primer proyecto era comprar un terreno. Y ahí construir. Pero era un proyecto que no funcionó y lo devolvió. Pero lo compró con un cheque, de su cuenta del BBVA donde tiene todos sus ingresos”.

¿Este terreno lo compró a su nombre?, preguntó IDL-R. “Sí, a su nombre”, respondió Cheesman, “pero al final se dio cuenta que era una compra que no tenía sentido y lo devolvió”.

La compra del terreno en la Calle Arenal y Pasaje Halcones, “sublote 9-D, de la Manzana F, de la urbanización Las Casuarinas Alta” fue pactada, de acuerdo con documentos entregados por Cheesman, el 13 de marzo de 2012 entre el vendedor, la empresa MAK JAI SAC, representada por Moisés Ackerman Krikler; y el comprador, Alan García Pérez. El precio se pactó en 420 mil dólares, a pagarse en dos cuotas con un plazo máximo de 60 días entre sí.

Pocos meses después, sin embargo, el 28 de setiembre de 2012, las partes se reunieron nuevamente para dejar sin efecto la compra. ¿La razón aducida? Para Alan García, “… el inmueble adquirido le genera un perjuicio económico, toda vez que edificar sobre el terreno, instalar muros de contención le genera un costo demasiado oneroso, ofreciendo el pago de una penalidad ascendente al 10% del precio de venta, que equivale a US$42,000.00 […] a favor de la vendedora”. Es decir, de Moisés Ackerman, de MAK JAI SAC. Este se comprometió a devolver 378 mil dólares a García a cambio de la restitución del terreno.

Como se narró el 17 de octubre, unos pocos meses después, la compañía de Ackerman vendió el terreno a los esposos Giuseppe Franco y Raquel Levy por 480 mil dólares. Y siete meses después de adquirirlo, el lote figura como vendido por 500 mil dólares a los esposos Salomón Manzur y Arabell Ventura. Esa es, por lo menos, la historia a través de los documentos.

LA CASA DE PLAYA EN COCOS

Roxanne Cheesman narró a IDL-Reporteros el proceso de adquisición de la casa de playa en Los Cocos.

La casa fue comprada por Cheesman el 11 de diciembre de 2008, a Raúl Villavicencio Pedraza y María Bedoya Cámere. El precio acordado fue de 120 mil dólares, pagado con dos cheques de gerencia del BANBIF, de 60 mil dólares cada uno. El club que maneja Los Cocos validó la transacción. La cuota de ingreso al Club fue de 42 mil soles.

Según Cheesman, el dinero para comprar la casa de Los Cocos fue producto de la venta previa de un departamento suyo en Chorrillos y que “Alan [García] no dio un centavo para esta casa” además de que “no hubo ni un dólar en efectivo para esa operación”.

El departamento vendido en Chorrillos, está en el 543 del Malecón Grau. El precio de la venta fue de 100 mil dólares. El monto de la cuota de ingreso al club fue cubierto, dijo, con la venta de otra propiedad, en el 304 de la calle Nicaragua, en Surco.

AIRES MARINOS

La confesión de Luis Nava incluye otra información interesante que IDL-Reporteros no mencionó, para no recargar en exceso la información, en su primer y extenso reportaje.

“También, antes de su segundo gobierno Alan García Pérez se inscribió para ser socio del Club La Marina Lima [sic] en la Costa Verde, y éste me comentó que había comprado un terreno en las instalaciones del referido Club para estacionar una embarcación; sé que Alan García Pérez continuó pagando durante el Gobierno y sé que tiene un espacio en el referido Club”.

Esta información es correcta, según ha podido corroborar IDL-Reporteros.

En efecto, el 22 de setiembre de 2005, nueve meses antes de asumir la presidencia del Perú, Alan García presentó una solicitud para asociarse al Lima Marina Club, como puede verse aquí:

El Lima Marina Club era entonces un proyecto, cuyo funcionamiento recién se inició a comienzos de 2009. Se describe ahora a sí mismo como “la primera marina de categoría mundial en el Perú, incorporando en todos sus slips disponibles a socios de reconocido prestigio y a sus modernos yates…”.

Un slip es el equivalente náutico a un estacionamiento. El espacio en un muelle donde “estacionar” un yate.

Solo cuando el proyecto se realizó, García ingresó al Lima Marina Club como socio fundador, el 30 de julio de 2009. Pagó una cuota de ingreso de 10 mil dólares y mantuvo un slip en el muelle N1, espacio 32.

Luego del suicidio de García, su viuda, Pilar Nores, solicitó que el club le transfiriera la membresía y el slip. El 2 de mayo de este año, el club le respondió accediendo a su solicitud. (Ver documentos)

LAS VERSIONES CONTRAPUESTAS

La respuesta de la familia García Nores sobre cómo fueron pagados los estudios universitarios de los hijos de Pilar Nores y Alan García, es detallada. Eso quita fuerza a la parte correspondiente de la declaración de Luis Nava.

¿Desacredita eso la declaración? Ciertamente no. Es el testimonio del testigo más directo en la interacción entre el ex presidente Alan García y el representante de Odebrecht en el Perú, Jorge Barata, durante la época más corrupta y sostenidamente criminal de Odebrecht. Pero obliga a un escrutinio aún más crítico y pormenorizado de sus versiones de lo que toda investigación responsable obliga.

Hay ahora tres testigos fundamentales sobre el caso durante el período de García: Jorge Barata, Miguel Atala y Luis Nava Guibert. Aparte de algunas gruesas coincidencias, los tres testimonios mantienen discrepancias importantes entre sí.

Resolverlas es indispensable para una conclusión exitosa de la investigación del caso. Pero, por fortuna, los principales interesados en hacerlo, serán los propios testigos. Cada uno de ellos se juega algo más que la libertad en la veracidad de su testimonio y en la ausencia de omisiones importantes.

La competencia entre ellos, que se decidirá con base en las corroboraciones más sólidas y sustentadas, los obligará a coincidir en la verdad de los hechos o atenerse a las consecuencias. Con fiscales con conocimiento de causa, como sucede, los interrogatorios bien planteados y comprobados llevarán a ajustar las versiones, a ‘recordar’ lo que se ‘olvidó’, a reconocer hechos por lo menos incómodos y a invertir creciente esfuerzo en la sinceridad memoriosa que, al final, por dura que sea, será la única salvación de un epílogo penal en sus vidas.

Parece difícil, y lo es. Pero casi todos los procesos importantes de delación premiada son graduales, toman un tiempo, pero si se llevan bien terminan en un resultado decisivo.

INTERVENCIÓN

La tarde del viernes 18 de octubre el despacho del fiscal José Domingo Pérez, en conjunto con agentes de la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad (Diviac), realizaron una diligencia en el Club La Marina Lima para verificar el estacionamiento que mantuvo Alan García.

Durante la diligencia, representantes del club entregaron documentación que confirma que el exmandatario tuvo un slip en el muelle N1, espacio 27.

De acuerdo con un intercambio de correos electrónicos entre Alan García Nores y Karemlyz Thorne, del departamento de Asociados del club, del 24 de setiembre pasado, bajo el asunto “Slip Sra. Maria del Pilar Nores”, la asociación reconoció que había cometido un error al informar que el slip que estaba a nombre de Nores –antes de García– era el 32, en el muelle N1.

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