POR: RODRIGO LLOSA SANZ
El día 10 publiqué el primer libro de una serie llamada Mexia. Investigación de 500 años de historia local, desde culturas prehispánicas hasta la actualidad. Este primer número incluye un catálogo de casas antiguas y la historia republicana de Mejía en el siglo 1800s. La misma catalogación podría realizar Mollendo para promover la conservación e identidad local, aunque se toparía con el reto de más de 300 casas de madera y otras muchas de cemento antiguas, frente a solo 46 que actualmente conserva Mejía.
Estas joyas del balneario no fueron solo de pino Oregón ni compradas de catálogo como muchas cantaletas que se repiten sin investigación. Se perdieron alrededor de la mitad original antes de la Resolución gubernamental que las protege desde el 2009. Sin embargo, la Zona Monumental no contempla algunas de La Isla que es la zona republicana más antigua de Mejía, lo cual debe ser corregido por el Ministerio de Cultura.
Pasando al plano del debate, el libro argumenta que La Isla no lo fue, el proyecto del ferrocarril abrió el pase en 1869. Al parecer en ese sector estuvo el pueblecito de Mejía que vio Raimondi en 1863. Se argumenta también que Pacheco Andía no fue fundador, sino primer urbanizador, en todo caso le correspondía la labor como subprefecto, cargo que obtuvo por hacer campaña presidencial por Manuel Pardo. Hubo habitantes y veraneantes anteriores a él. No solo eso, el ingeniero Federico Blume propuso una población portuaria en Mejía una década antes de Andía.
Mollendo y Mejía tuvieron una formación espontánea. Un mapa de 1819 ya muestra la Punta de Mejía y Mollendo, época en que el capitán Hall menciona un pueblecito de 50 casas con alcalde. Fue Backus quien le propuso a Meiggs no construir el muelle de Mejía y mantener la descarga de materiales por Mollendo, por lo que es absurdo llamarlo fundador de la ciudad. Rocoto para la historia.