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22 noviembre, 2024 4:27 pm

Ilo en el túnel del tiempo: saliendo a las inversiones y al éxito

POR: EDUARDO JIMÉNEZ LAZO     

En este nuevo aniversario de Ilo como provincia, conversó con cada uno de mis paisanos ileños con los que hicimos lo que hoy es Ilo: un gran puerto y una ciudad donde vivimos fraternalmente.

Celebramos nuestro aniversario y el bicentenario de nuestra gran nación en condiciones infaustas de dolor y muerte por la pandemia y el maltrato de los políticos corruptos e ineptos. Ninguno de los dos podrá amilanarnos o doblegarnos porque sabemos lo que valemos en la agricultura, en la pesca, en la minería, en el trabajo, como los mejores, y estos son los resultados: Ilo.

Ilo es la tierra del gran Nieto, de Jorge Fernández Maldonado, de Américo Garibaldi, de Luis Valcárcel y de otros preclaros ileños que nos legaron esta tierra bendita fundada en sus ciclos económicos: las aceitunas, el guano de Punta de Coles, las conservas de pescado de San Pedro en la década del 30 y las de Episa en los años 50 y 60, el boom de la anchoveta hasta hoy generosa, pero menguante, como todas las riquezas que hemos tenido. Sí, pero tenemos una tierra bendita por San Gerónimo y la Virgen del Rosario, nuestra patrona que nos han premiado desde hace sesenta años con la minería y la metalurgia del cobre.

Ahí estamos los ileños, nosotros, hombres de valer, el gran capital humano de esta tierra generosa que codo a codo con la inversión extranjera de la Southern Perú, apostó por Ilo, por sus hombres y mujeres conocidos como los mejores para explotar el cobre que extraemos de las entrañas de nuestro suelo y procesamos en la superficie generando valor para el mundo. El potencial geológico de Moquegua es gigantesco pero las inversiones mineras en el Perú son cada vez más difíciles, más duras y más caras, tanto, que nuestros socios inversionistas pagan el 47% de sus utilidades.

Desde hace mil años, nuestros ancestros Chiribaya nos contemplan y nos alientan. Nos legaron sus reconocidos tejidos y su apreciada cerámica, y como no podemos defraudarlos, sintámonos orgullosos de nuestro pasado.

Somos una ciudad y uno de los puertos más jóvenes del Perú, en 1868 un terremoto y luego un maremoto desapareció lo que fue el antiguo Ilo, asolado junto con Arequipa, Moquegua, Tacna, Islay, Arica e Iquique. La ciudad se refundó donde hoy vivimos ordenados y urbanizados por una misión polaca enviada para su reconstrucción y la de Arica, por el presidente de entonces José Balta y Montero.

Ya tenemos 153 años siendo exitosos, pero no podríamos haberlo hecho solos, nos falta el gran capital, valioso, limpio y justo de nuestros aliados. En estas nuevas grandes alianzas está Engie y afortunadamente también, para beneficio de todas las partes, Anglo American Quellaveco.

Juntos hagamos un puerto eficiente de primer mundo, para que salgan por ahora los commodities con espigones, rompeolas y grúas, donde acoderen barcos que lleven nuestros productos al Asia-Pacifico, a través de este mismo océano, y que en Hong Kong, Singapur y Tokio nos vean con aprecio y nosotros mirarlos a ellos deseando emularlos.

Todo esto podemos lograrlo cuando nuestros desafíos y metas se conviertan en realidades, cuando nos integremos como una sola patria y con toda Sudamérica siendo Ilo el núcleo de esa cohesión y cuando convivamos en paz en ambientes limpios que nos garanticen calidad de vida para nuestros hijos. Un Ilo saludable que asegure que este progreso nos traiga tecnología, cultura y sobre todo trabajo.

Ya estamos en la luz, la vemos. Ya no estamos en el túnel del tiempo infame. Estamos frente al sol, el mar y la brisa marina sobre nuestras arenas. Eso lo tienen pocos pueblos. Vamos a lograrlo compatriotas, tenemos un gran pasado y un futuro prometedor. Estamos en un presente expectante donde los políticos anacrónicos, ortodoxos del terror y el comunismo quieren llevarnos al oscurantismo y las tinieblas de la historia, de la economía y de la ignorancia ya superada en el mundo entero.

Ya estamos dentro del mundo de las inversiones, tan duras en el mundo minero, compartiendo el éxito como ileños y peruanos junto con nuestros aliados inversionistas. No podrán destruir el futuro de nuestro hijos y nietos, ni los Castillo ni los Cerrón podrán negarnos nuestro gran futuro. ¡A ellos digamosles No! Nunca más Velazcos ni Abimaeles, a ellos ya los enterramos blandiendo la libertad y ofreciendo nuestras vidas.

Análisis & Opinión