Tengo varias razones que me hace sentir una conexión mágica con Ilo. Es tan grande la atracción que siento por esta ciudad que no he cambiado mi documento de identidad solo para tener motivos para regresar -por lo menos cada cuatro o cinco años- aunque sea para sufragar en las elecciones. Sigo de cerca lo que acontece en Ilo y escribo, semanalmente, temas de coyuntura desde hace muchos años en un diario local. Cada cierto tiempo me escapo a Ilo, a pasar el verano con mis hijas y mi esposa, para disfrutar de sus playas y de los amigos que he ido perdiendo inexorablemente con el tiempo.
Debo reconocer que esta ciudad me dio todo lo que tengo y lo que soy: mi esposa, una de mis dos hijas, y hasta mi crecimiento personal. Todo ello me hace sentir más Ileño que el Ileño más antiguo que se ufana de ser el Ileño más Ileño de todos los ileños.
Ilo fue un gran laboratorio de procesos sociales y de desarrollo urbano planificado que me ayudo a crecer y ser una mejor persona. Todo lo que sé en materia planificación, liderazgos compartidos, gestión concertada y participativa, manejo y resolución de conflictos socio ambientales, lo aprendí en esta ciudad de manera práctica y experimental.
Allí tuve mis maestros de la acción y de la reflexión, y viceversa. Uno de ellos fue José Luis López Follegatti, el maestro del diálogo y la concertación, quien nos dejara hace un poco menos de dos años, de quien aprendí todo lo que sé en esta materia y a quien dedico de manera póstuma esta modesta reflexión.
A Ilo, de la misma forma, le debo mi tesis de maestría, en ella sintetizo los factores claves que en explican en cierta forma el desarrollo local y la gobernabilidad que se dio en esta ciudad durante más de veinticinco años de manera ininterrumpida.
La tesis que hago referencia, intenta explicar los límites y potencialidades de los procesos participativos en el desarrollo local y su contribución a la gobernanza y gobernabilidad en la provincia de Ilo. Dicho de otra forma, la tesis explica las condiciones y/o características que han tenido los procesos participativos en desarrollo local, gobernanza y gobernabilidad.
Estas formas de participación -singular en el país- han permitido que Ilo en forma progresiva alcance, en los últimos años, los primeros lugares en el Índice de Desarrollo Humano, muy por encima de Lima y el Callao.
Son cuatro aspectos que he abordado en mi tesis para dar respuesta a señalado anteriormente:
En primer lugar, afirmamos que la participación ciudadana – en el caso de Ilo- en su forma representativa ha respondido a las necesidades más sentidas de la población. De la misma manera la participación ciudadana tiende a fortalecer o debilitarse conforme éstas responden o no las necesidades reales de la población, y a su vez, si éstas están enmarcadas dentro de una visión compartida de futuro.
En segundo lugar, sostenemos que existe una relación favorable de los programas y proyectos con la mejora de la calidad de vida de la población. Es decir que los programas y proyectos ejecutados en el marco de los procesos participativos han permitido en los últimos 24 años mejorar la calidad de vida de la población.
Una explicación razonable que hemos encontrado es la orientación de la inversión social, en las tres gestiones analizadas, principalmente en la gestión de Ernesto Herrera -ex alcalde de la provincia de Ilo- quien en términos porcentuales orientó una mayor inversión social y un uso efectivo y óptimo de los recursos públicos con respecto a las posteriores gestiones.
En tercer lugar, las características de los liderazgos locales, las podemos resumir en las siguientes; liderazgos participativos, basado en valores, grandes promotores de la participación y concertación y de la construcción de una visión compartida de futuro.
La tesis demuestra que el alineamiento o complementariedad de los liderazgos, la concertación y una visión positiva de futuro, resultan favorables para alcanzar el éxito en las ciudades o instituciones, aún en condiciones difíciles, desventajosas o caóticas. Estas características de los liderazgos hicieron evolucionar la participación ciudadana hacia la concertación, la que a su vez -enmarcada en una visión compartida de futuro- contribuyeron al generar procesos de desarrollo local y gobernabilidad.
Debo señalar que las gestiones no han sido lineales y han tenido sus altibajos, sobre todo en las gestiones posteriores a la de Herrera, las mismas que nos han permitido identificar cuellos de botella para plantear una propuesta de política pública que ayude a diseñar un sistema de participación y planificación que combine la democracia participativa con la democracia representativa y contribuya a potenciar y/o retomar los procesos participativos en la provincia de Ilo. No obstante, a lo señalado, sin liderazgos, ni visión compartida es difícil retomar la senda del desarrollo.
La mejor definición que tuve de una “visión compartida” la obtuve de una conversación de entre Ernesto Herrera, ex alcalde de Ilo, por cuatro veces consecutivas, y José Luis López Follegatti, en donde ambos llegaban a una misma conclusión: «No son los Planes de Desarrollo, las Plataformas de Acción, los Programas, de eso tuvimos mucho y fueron importantes, pero esa no era lo sustancia de una visión. La suma de intereses y deseos producidos y escritos en reuniones no alcanzan esta definición. No es expresión de necesidades, aunque se nutra de las mismas. Una visión que se propone perdurar, no las fugaces, no nace de una polarización social, es más bien un diseño abierto y detallado en la cual todos participan”.
En fin, son tantas cosas que le debo a Ilo, que no puedo de dejar de dedicarle algunas líneas por el 49 aniversario que acaban de cumplir. Ilo siempre será como lo decía el gran poeta Juan Gonzalo Rose: “Nudo de inquietudes, plaza de victorias”. ¡Salud por eso!