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6 junio, 2025 2:55 pm

ILO 1814: uno de los primeros balnearios marinos de Sudamérica

Diversa documentación del 1700 enseña que el puerto de Ilo mantenía influencia francesa e inglesa, no por nada un detallado mapa de 1733 señala La Caleta de los Franceses y La Caleta del Inglés.

POR: RODRIGO LLOSA SANZ

Europa conoció América en el 1500 con un paradigma social, bañarse en ríos o mares se percibía como actividad vulgar y fuente de enfermedad. No estaba generalizada la costumbre de sumergirse en aguas que no fueran de manantial. En casas: jofainas (paños y jarras).

PARADIGMAS CÍCLICOS

Los ingleses comenzaron a tomar baños marinos en el 1700 con sentido curativo. Los médicos observaron, se entusiasmaron y prescribieron. La nobleza se convenció legitimando la actividad. Retomaron costumbres que recomendaba Hipócrates milenios antes. Lo popular curativo pasó a ser terapéutico para la elite inglesa y luego recreativo a nivel global. Lógico pensar que poblaciones con mayor vínculo anglosajón propenderían a romper antes el paradigma higiénico de la inmersión. Sin embargo, no todos optaron por el mar.

En 1794 Uruguay bañaba a los esclavos en el mar para curarlos, mientras el científico checo Haenke visitaba las aguas termales de Yura en Arequipa. Los baños fríos de Tingo y Sabandía o los tibios como Jesús se recomendaban para dolencias de la ciudad volcánica. Ya en 1748 toda la población de la ciudad panameña de Portobelo iba a bañarse puntualmente.

VIVIR EN VERANO

Un balneario lleva implícito socializar como romano en terma. La tabla resume una investigación que continúo. Priorizo el baño en playas frente al de establecimientos, moda europea entre paredes en el curso de perderle miedo a la arena, rocas y mar que de hostiles migraron a lo contrario. Diga playa y salivamos.

La ciudad sudamericana de Georgetown que se llamó Stabroek destrona a Ilo por un par de décadas. Por supuesto que la relación placentera con el agua podría remontarse indeterminadamente. De la ciudad belga Spa (año 1326) el nombre.

REPÚBLICA & BALNEARIO

Bañarse en el mar ya lo recomendaba Hipólito Unanue en 1806. De la Riva Agüero, primer presidente del Perú, escribió en 1824 que las más acomodadas familias de Lima sentían placentero ir al Callao para la estación veraniega. La población pescadora de Chorrillos comenzaba a sentir rentable el servicio de bañar a las señoras. En paralelo, un achacado diputado chileno pedía licencia en Santiago para tomar baños de mar en Valparaíso. A pesar de la influencia inglesa –la mayor en Sudamérica–, la alta sociedad chilena aún no se remangaba en el mar, sino en el acuífero de Peñaflor. Similar le sucedió a Cartagena y a Santa Marta en Colombia que comienzan tarde por preferir agua dulce temprano. Valparaíso que tiene anuncios en 1830 (R. Booth) pone en debate si un baño de mar terapéutico es el inicio de un balneario, pues el doliente solía ir acompañado.

ILO 1814

Diversa documentación del 1700 enseña que el puerto de Ilo mantenía influencia francesa e inglesa, no por nada un detallado mapa de 1733 señala La Caleta de los Franceses y La Caleta del Inglés. Según los escritos de 1816 del religioso e ilustrador Antonio de Pereyra, quien recorrió la costa dos años antes con el obispo de Arequipa, los pudientes de Moquegua imitaban la vestimenta inglesa y tomaban allí baños de mar en verano. Según Flora Tristán, Chorrillos se impulsa más de una década después.

Cuando Ilo ya veraneaba, Barcelona todavía no había salido a la playa, frecuentaban establecimientos. Recién difunden los «baños de ola» en 1840 junto con Santander. La de Ilo es la misma década en que el rey de Portugal ingresó al mar de Brasil a regañadientes por un tratamiento contra una infección, aunque los brasileros comenzaran tarde igual que los argentinos con Mar del Plata, incluso con la inmigración italiana relevante de 1860. Cabe apuntar que Italia comenzó en Livorno (1781) también en recintos. Es posterior bañarse libre en las playas de Viareggio (1827) y Rimini (1843).

MAREMOTO DE 1868

Ilo no conserva infraestructura más antigua porque curiosamente el mar lo arruinó y lo obligó a reubicarse. Lo mismo le pasó a Catas en el Valle de Tambo, una de las razones por las que surgió Mejía como balneario arequipeño. Sin embargo, tuvieron continuidad, aunque se olvidara a los pioneros de muchos pequeños lugares capaces de darse cuenta a tiempo que cambiar de mentalidad y atreverse trae a la larga beneficios.

Análisis & Opinión