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25 noviembre, 2024 8:23 am

Ilegitimidad, democracia y nación

POR: JULIO FAILOC RIVAS     

En el marco de construir caminos para recuperar el concepto original de democracia, la caja de pandora sigue destapándose y van apareciendo más denuncias que involucran a la presidencia y su gabinete ministerial, además del Congreso corrupto de los 6 puntos. Juntos, se han propuesto tomar todas las instituciones, como lo han ratificado en el Foro de Madrid realizado los días 29 y 30 de marzo en Lima; participando  la extrema derecha internacional empezando por el partido político Vox y las tribus parlamentarias peruanas de la misma tendencia, ratificando que están presentes  para “defender la democracia peruana” amenazada por la izquierda, aplaudiendo a las autoridades peruanas por desaparecer cualquier signo rojo, empezando por el Museo de la Memoria; que como es bien sabido, ha sido reconocido y premiado a nivel internacional.

En síntesis, un gobierno legal pero carente de legitimidad, ahora busca desesperadamente respaldo internacional para evitar el aislamiento externo; sin preocuparse por el frente interno destruido por la naturaleza y su política gubernamental. Mientras tanto, lo poco de la clase política existente, entre ellos algunos altos exfuncionarios que ocuparon cargos de seria responsabilidad gubernamental, continúan realizando análisis y diagnósticos de escritorio sobre el hambre y la pobreza sin haber logrado planificar y ejecutar políticas públicas para reducir mínimamente los indicadores de la mortal pobreza. Basta de repetir datos considerados especializados, pues sobre el tema existe información en demasía, hoy el agudo escenario del desempleo y extrema pobreza necesita de respuestas inmediatas a la crítica situación económica y política del 80% de la población.

Por eso debe diseñarse estrategias políticas que permitan organizar las reservas morales que aún quedan en el país, que permitan construir un intelectual colectivo que descentralizadamente aporte a la conformación de una coalición política para generar consensos organizativos regionales en los cuatro puntos del país. Que se sepa, hay organización política renovada y pacífica en el sur, centro, oriente y norte del país que buscan interarticularse y asociarse con otros movimientos sin pensar en hegemonías electorales centradas en Lima.

Como bien han señalado las universidades públicas y la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales, la agenda nacional empieza por recuperar la democracia y eso demanda el compromiso de unidad de todos, incluyendo aquellos partidos que están adquiriendo kits o recolectando firmas. La gran tarea es pensar en una gran coalición política bajo un líder que no sea necesariamente candidato porque lo primero es formar el intelectual colectivo o sea el partido político que aglutine a las distintas fuerzas que coinciden en rescatar la democracia, para recuperar la dignidad nacional.

Se habla de candidatos, cuando lo fundamental es tener el líder adecuado que tenga legitimidad, representatividad y ética política. Todo ello exige unidad para caminar en una sola dirección, sumando para multiplicar y no restar para dividir como el siglo pasado. De esta manera se evitará la aparición de los personajes de siempre, buscando ocupar los primeros lugares. No será así. Esta fue una de las razones que explica el fracaso del proyecto histórico de construir nación en el Perú; aprendiendo la lección, quien no trabaja, renuncia al derecho de ser parte del proyecto y tentar responsabilidades mayores al interior del bloque democrático.

El intelectual orgánico –como decía Antonio Gramsci–, está en construcción, todos están llamados, menos los culpables de la crisis política que ha destruido la institucionalidad, porque el bloque histórico que busca fortalecer la coalición política, está trabajando un centro democrático inclusivo, ético y transparente para asegurar el camino a la construcción de la nación.

Análisis & Opinión