POR: ANGÉLICA ESPINOZA ORTIZ
En este mes, a nivel mundial, estamos luchando por concientizar a cada ser humano para que nos cuidemos entre todos.
Muchos habrán escuchado acerca de los pensamientos o ideas suicidas, y algunos habrán llegado a ejecutarlos, con o sin resultado. Pero, ¿cómo inicia? ¿A qué se debe? ¿Cómo puedo detectarlo? ¿Puedo prevenirlo o superarlo? ¿Cómo puedo ayudar a otros o a mí mismo? Trataré de explicarlo y espero no asustarlos(as) con lo que voy a describir, porque mi objetivo es que estemos preparados para asumir el rol de colaborador hacia otra persona o para luchar contra dichos pensamientos uno(a) mismo(a).
¿Cómo inicia?
Desde la época del embarazo, nuestros sistemas físicos y emocionales se han ido desarrollando, y podemos ser partícipes del inicio de desórdenes emocionales como el estrés excesivo, la ansiedad, la depresión, entre otros. Por eso, es necesario entender que esto no inicia de un momento a otro, sino que tenemos la oportunidad de mejorar esos contextos y desarrollar habilidades que nos permitan manejarlo si se presenta. Durante nuestra niñez o adolescencia, se van acumulando muchas más características que, debido a un evento desencadenante que no sabemos sobrellevar, serán lo primero que pase por nuestra mente: «Ya no puedo más», «Mejor acabo con todo de una vez», «Nadie me entiende», «Me siento solo(a)», «No tengo motivos para vivir», «Me mienten, pero yo sé que no tiene solución», etc.
¿A qué se debe?
A lo largo de nuestra vida suceden hechos y sucesos, y nuestro cuerpo nos habla, pero no lo escuchamos. No queremos detenernos, pensamos que va a pasar y no buscamos ayuda, ni hacemos los cambios necesarios para adquirir nuevos estilos de vida que nos permitan mejorar. Esto le puede suceder a cualquiera, sin distinción, así que no creas que porque te sientes «feliz» o «invencible» no le harás caso si te llegara a pasar. En realidad, no nos conocemos lo suficiente como para saber cómo reaccionaremos ante un hecho nuevo y desgastante. Por eso, es mejor pensar en qué podemos hacer para mejorar ciertas situaciones que nos podrían llevar a ese punto, del cual a veces no hay regreso.
Continuaré el próximo lunes respondiendo las siguientes preguntas: ¿Cómo puedo detectarlo? ¿Puedo prevenirlo o superarlo? ¿Cómo puedo ayudar a otros o a mí mismo?