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22 noviembre, 2024 4:13 am

Hechos previos a la Carta Magna de 1933

La misión del aprismo es “llegar a la conciencia del pueblo antes que llegar a Palacio. Y a la conciencia del pueblo no se llega ni con oro ni con fusiles. A la conciencia del pueblo se llega, como hemos llegado nosotros, con la luz de una doctrina, con el profundo amor de una causa de justicia, con el ejemplo glorioso del sacrificio…

Por: Edgard Norberto «Beto» Lajo Paredes   

Sánchez Cerro se instala en Palacio de Gobierno el 8 de diciembre de 1931, significó el retorno de la oligarquía al poder político, “reiteró su propósito de ser inexorable con la oposición. Sus palabras animaron a una poblada a asaltar establecimientos comerciales de apristas”, incluso, “destruir la imprenta de La Tribuna” (Haya de la Torre y el APRA de Luis Alberto Sánchez, Tercera Edición 1985, pág. 241).

Haya, se encontraba en Trujillo, en su discurso profético, dice: “Compañeros: Este no es un día triste para nosotros, es el día inicial de una etapa de prueba para el partido. Vamos a probar, una vez más, en el crisol de una realidad dolorosa quizá, la consistencia de nuestra organización, la fe en nuestras conciencias y la sagrada perennidad de nuestra causa”. (Obras Completas de Haya de la Torre, Segunda Edición 1984, tomo 5, pág. 87).

GOBERNAR ES CONDUCIR, ES EDUCAR

Señala: “gobernar no es mandar, no es abusar, no es convertir el poder en tablado de todas las pasiones inferiores, en instrumento de venganza, en cadalso de libertades; gobernar es conducir, es educar, es ejemplarizar, es redimir. Y eso no lo harán jamás quienes van al poder sin título moral, quienes carecen de la honradez de una inspiración superior, quienes capturan el Estado como botín de revancha.

Ellos mandarán, pero nosotros seguiremos gobernando. Porque nosotros continuamos educando, organizando y dando ejemplo, vale decir, nosotros continuamos redimiendo. Quienes han creído que la única misión del aprismo era llegar a Palacio, están equivocados. A Palacio llega cualquiera, porque el camino de Palacio se compra con oro o se conquista con fusiles”. (87 y 88).

La misión del aprismo es “llegar a la conciencia del pueblo antes que llegar a Palacio. Y a la conciencia del pueblo no se llega ni con oro ni con fusiles. A la conciencia del pueblo se llega, como hemos llegado nosotros, con la luz de una doctrina, con el profundo amor de una causa de justicia, con el ejemplo glorioso del sacrificio… ¡Sólo cuando se llega al pueblo se gobierna: desde abajo o desde arriba! Y el aprismo ha arraigado en la conciencia del pueblo. Por eso, mientras los que conquistaron el mando con el oro o con el fusil, crean mandar desde Palacio, nosotros continuaremos gobernando desde el pueblo”. (88). Urge que el Aprismo retorne a la conciencia del pueblo.

PRESIÓN POLÍTICA Y DEBATE CONSTITUCIONAL

En ambiente de tensión y violencia entre gobierno y oposición, Luis Alberto Sánchez (LAS), narra: “La presión de los hechos políticos no permitía avanzar debidamente en el debate constitucional… existía un anteproyecto extraparlamentario, elaborado por una comisión presidida por el Dr. Manuel V. Villarán, la Comisión de Constitución del Congreso rehízo el trabajo de principio a fin, para que, a su turno, el Congreso lo deshiciera y rehiciera a su arbitrio”. (Haya de la Torre y el APRA, Tercera Edición 1985, pág. 246).

LAS, revela, “la única iniciativa del Gobierno, había sido…, la Ley de Emergencia. Según ésta, los que cometieran delitos contra la tranquilidad y seguridad públicas podrían ser acusados, juzgados y sentenciados, todo a una vez, por el ministro de Gobierno (hoy Interior) o por las autoridades políticas (léase policiales). No se establecía derecho de defensa, publicidad del proceso, ni apelación. No intervenían el Poder Judicial ni abogados en el proceso. No precisaba publicar la sentencia. Se suprimía el habeas corpus. La pena máxima sería la de 500 días de extrañamiento. En suma, el ciudadano estaba a merced de los funcionarios de la policía”. (246). Esto padeció el Aprismo, merece un Museo histórico y popular.

CÉLULA PARLAMENTARIA APRISTA

La combativa primera Célula Parlamentaria Aprista (CPA), presidida por el propio Haya de la Torre, estableció una novísima, moderna y democrática metodología de trabajo político; reuniones previas para proponer la Agenda Legislativa, tratar los proyectos de ley a presentar, los mismos se definían en debates donde habían dos posiciones (a favor y en contra), muchas veces, Haya, encargó sustentar el proyecto de ley en el Congreso, al que había tenido la posición contraria dentro de la célula, con resultados extraordinarios en que la fundamentación era enriquecida magistralmente.

“La CPA, integrada por 27 representantes… impuso efectiva disciplina entre sus miembros pues allí se tomaba conocimiento de los asuntos… a discutirse en la Constituyente y se trazaba la estrategia a seguirse durante las sesiones”. (Víctor Raúl El hombre del siglo XX de Roy Soto Rivera, tomo I, pág. 143). Así trabajaron los primeros parlamentarios apristas: con vocación de servicio, disciplina institucional, convicción doctrinaria, claridad programática y combatividad política. Es justo recordarlo.

Análisis & Opinión