POR: MAURICIO AGUIRRE CORVALÁN
El domingo por la noche el premier Guido Bellido dio a conocer la primera medida concreta del gobierno del presidente Pedro Castillo. Se dará un bono de 350 soles a la población más vulnerable y ya no será por familia, sino individual. Dos semanas después de haber tomado el timón del país, por fin un anuncio concreto de gestión para empezar a enfrentar las urgencias, que son muchas, en un Perú acostumbrado a vivir en el cortísimo plazo y muy rara vez en el desarrollo de políticas a mediano plazo, y ni qué decir de las de largo plazo.
Y es que estas primeras semanas del nuevo gobierno son más tumultuosas de lo que se esperaba, y valgan verdades, Castillo y compañía parecen sentirse bastante cómodos en ese escenario. La confrontación política va en aumento y si bien el punto de colisión no tiene fecha segura, lo más probable es que se produzca más temprano que tarde. El oficialismo está llevando el arte de gobernar al terreno donde mejor se mueve, y la oposición está cayendo redondita en un juego perverso del que después les será muy difícil salir.
Lo peligroso es que en estas pocas semanas el gobierno ha dado muestras de una alta dosis de improvisación y falta de un rumbo claro de hacia dónde quiere ir. Es verdad que el cálculo político es parte de la estrategia de cómo mover las fichas del tablero de ajedrez en las alturas del poder, pero pretender sostener un gobierno sólo en ese escenario puede terminar siendo un suicidio político para el presidente Pedro Castillo.
En ese sentido, la entrevista al premier Guido Bellido en el programa Punto Final de Latina TV fue muy sintomática. Seguramente Bellido esperaba una confrontación ideológica, como había ocurrido en anteriores encuentros con la prensa, pero esta vez lo llevaron a un terreno distinto, donde el jefe de gabinete fue incapaz de dar respuestas claras y convincentes.
Se le preguntó por temas puntuales de gestión y por las soluciones que el gobierno tiene pensado implementar. Quizá la más importante fue la reactivación económica y la generación de empleo. Más allá de generalidades, Bellido no pudo explicar cómo iban a hacer para aumentar la fuente de ingresos de la población, y sobre todo de los más vulnerables.
Tampoco fue claro sobre las medidas que se van a tomar para enfrentar la tercera ola de la pandemia, se limitó a decir que se seguirá vacunando y que no habrá un nuevo confinamiento de la población. Respecto de la educación, descartó el regreso a clases presenciales este año, pero tampoco explicó si había en marcha un plan que desde ahora vaya trabajando el retorno seguro de los estudiantes a sus aulas.
Sólo unas semanas es poco tiempo para pedirle cuentas a un gobierno, pero también es cierto que los problemas urgentes están ahí desde hace meses o años y lo menos que se espera de una nueva administración es que tenga claro cómo enfrentarlos y cómo buscará resolverlos.
Eso, por lo menos hasta ahora, no ocurre con el presidente Pedro Castillo y su gobierno. Las pocas apariciones del mandatario lo tienen todavía en modo candidato. Ya es hora de ponerse los problemas al hombro y enfrentarlos. Como dicen, ya es momento de verse cara a cara con la realidad real.
Lo más importante de gobernar es tener capacidad de gestión para resolver los problemas de un país y mejorar la calidad de vida de la gente. Pero este gobierno hasta ahora parece ser de lo que más adolece.