POR JULIO FARFÁN VALVERDE
La gobernadora regional de Moquegua, Gilia Gutiérrez, utilizó el inicio de una obra pública como plataforma para abordar las acusaciones de corrupción que han surgido durante su mandato en el Gobierno Regional de Moquegua (GORE). En un tono despectivo y crítico, Gutiérrez dirigió sus comentarios hacia los medios de comunicación, incluido este Diario, que han reportado presuntas irregularidades y casos de corrupción en su gestión.
La gobernadora regional, rodeada de soberbia y altanería, lamentó lo que considera una campaña de desprestigio en su contra por parte de aquellos a quienes acusa de poner obstáculos a su gestión.
Textualmente dijo: “…Sin lugar a duda, hay que decirlo, no hay tiempo para discusiones estériles, no hay espacio para confrontaciones que buscan aquellos que sufrieron la derrota en las urnas y que hasta hoy no pueden superarlo. Superen sus traumas…. […] Mientras los derrotados siguen maquinando su próxima portada o su próximo titular, nosotros le ponemos punche, punche en las obras…”.
Estas declaraciones han generado diversas reacciones en la opinión pública, con algunos sectores críticos señalando que la respuesta de la gobernadora denota una falta de sensibilidad ante las preocupaciones legítimas de la ciudadanía respecto a la transparencia y la rendición de cuentas en la administración pública.
Cabe destacar que las acusaciones de corrupción en el Gobierno Regional de Moquegua han sido motivo de controversia en los últimos meses los cuales se encuentran en investigación a cargo del Ministerio Público.
EL MISMO PERFIL QUE EL PADRINO
Emulando la conducta de su padrino y mentor político, Martín Vizcarra Cornejo, Gilia Gutiérrez Ayala se victimiza y culpa a los medios que cuestionan su gestión. Le incomodan las portadas que este diario publica sobre actos de corrupción, casos expuestos por la Unidad de Investigación de La Prensa Regional, como la corrupción 4×4, el direccionamiento y favorecimiento con presunta colusión para las empresas del enamorado de su hermana Katherine, Luis Sanca Umiyauri, que han cobrado centenares de miles de soles en la Sede Central y Sub Región Ilo, las irregularidades en el Proyecto Lomas de Ilo y Pasto Grande, la adjudicación de más de 2 millones a un proveedor inhabilitado en el Centro de Operaciones de emergencia COER Moquegua.
Hasta el momento, la gobernadora Gutiérrez no ha proporcionado evidencia concreta para respaldar sus afirmaciones de que las acusaciones de corrupción son infundadas. Siguiendo el estilo del ex presidente Vizcarra, se ha victimizado y ha culpado a la prensa por sus errores, desaciertos y actos de corrupción en su administración. Incluso ha llegado al extremo de afirmar que el Ministerio Público la hostiga y persigue con las investigaciones de corrupción, impidiéndole trabajar. Por ello, denigra a aquellos a quienes considera obstáculos o zancadillas, cuando la Unidad de Investigación de La Prensa Regional está simplemente comprometida en revelar la verdad y exigir transparencia en la gestión de los recursos públicos.
La falta de experiencia, aunada a una sobrada soberbia, lleva a la gobernadora a pensar que las críticas provienen de aquellos que «sufrieron la derrota en las urnas». Esta generalización carece de fundamentos sólidos y constituye una falacia que pretende desviar la atención del verdadero contenido de las críticas.
Además, al referirse a las preocupaciones o críticas como «traumas» que necesitan ser superados, Gilia Gutierrez muestra una falta de empatía y dificulta el diálogo constructivo. Esto contradice su afirmación de que «no hay espacio para confrontaciones».
En lugar de fomentar el debate abierto y constructivo, y apoyar las investigaciones para combatir la corrupción, la autoridad menosprecia la opinión crítica y espera que todos se sumen a su causa, como hacen algunos medios que silencian las denuncias de corrupción descubiertas en el primer año de gobierno y solo dan micrófono y espacio a los “asesores de la gobernadora en calidad de escuderos de la corrupción”.