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Fujimori 2.0

… [Pedro Castillo]se vacó solo… sí, solo, sin alianzas ni consultas a nadie. Quebró el orden constitucional disolviendo el Congreso a lo Fujimori, pero sin el respaldo mayoritario de la población, ni de su bancada congresal heterogénea, mediocre y extorsionadora, y lo que es peor, sin siquiera contar con el apoyo de las fuerzas armadas como lo hizo muy bien el dictador.

POR: JULIO FAILOC RIVAS  

El expresidente Castillo logró lo que no pudieron hacer los medios de comunicación concertados, los grupos de poder, el Ministerio Público y la derecha fujimorista en las versiones de Fuerza Popular, Avanza País y Renovación Popular: se vacó solo… sí, solo, sin alianzas ni consultas a nadie.

Quebró el orden constitucional disolviendo el Congreso a lo Fujimori, pero sin el respaldo mayoritario de la población, ni de su bancada congresal heterogénea, mediocre y extorsionadora, y lo que es peor, sin siquiera contar con el apoyo de las fuerzas armadas como lo hizo muy bien el dictador.

Cayó como caen los aprendices a golpistas, sin pena ni gloria, sin poner la resistencia que hubieran querido los que creyeron en él y lo respaldaron hasta el final.  Nadie sabe, ni entiende por qué lo hizo, si los vacadores no habían logrado los 87 votos para sacarlo de Palacio de Gobierno. La única explicación que se nos ocurre es que se inmoló a cambio de los aplausos de los que querían que cierren el Congreso mediocre, pancista y convenido.

Castillo es el único responsable de que el poder este próximo a caer en manos de la derecha golpista, que no es capaz de entender que el país es desigual y heterogéneo, que necesita reformas urgentes para hacerlo más justo y accesible a los más necesitados.  En fondo el ex presidente les dio en la yema de gusto y les entregó el país en bandeja.

La sucesión de mando como corresponde recayó en Dina Boluarte a quien días antes la subcomisión de asuntos constitucionales, con la oposición de Fuerza Popular, Avanza País y Renovación Popular, le habían archivado la demanda que pesaban contra ella como parte de los acuerdos con un sector de congresistas en camino a lograr los votos necesarios para vacar a Castillo y lo sucediera y evitar nuevas elecciones generales.

En su primer discurso Dina Boluarte anunció –entre otras cosas—que gobernaría hasta el 2026, sin embargo, nos parece que ésta no sería una salida a la crisis política que vive el país, en tanto la derecha fujimorista en sus tres versiones ha señalado su intención de querer vacarla a fin de convocar a elecciones solo para presidencia de la república, además que más del 88% de la población exige elecciones generales.

Desde esta columna consideramos que lo más sensato y prudente en camino a recuperar la gobernabilidad es garantizado un gabinete de emergencia y de unidad nacional y de convocar, en el más breve plazo, a las elecciones generales con un paquete de reformas políticas y electorales que permitan mejorar nuestra representación política en todos sus niveles.

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