POR: ANGÉLICA ESPINOZA ORTIZ
Una frase que se ha viralizado en las redes sociales, ¿y cuál es el fin? Decir algunas verdades y obligar a la gente a aguantarse, no criticar o molestarse. En realidad, debería ser de esa manera como uno actúa a diario, pero cuando te toca a ti escuchar y no juzgar, allí lograremos darnos cuenta de una triste realidad a nivel mundial: los seres humanos hemos perdido la capacidad de comprender, tolerar o empatizar con otras personas y saber reconocer que somos diferentes. Así como a mí no me gustan ciertas cosas de ti, debo asumir que eso es recíproco también.
Desde el 2020, con la pandemia, ha crecido el número de divorcios, suicidios, depresión, ansiedad y el uso de tecnología como parte de un pasatiempo, sin saber que hemos entrado en un bucle del cual no podremos salir y estamos condenados a seguir en este mundo como zombis, como títeres donde vivimos para trabajar y cumplir con algunos deseos que creemos que son parte de la vida y que nos los merecemos. Pero lo que realmente merecemos es tener una vida saludable, física y emocionalmente. Aquellos que tomaron o tienen la decisión de tener hijos deberían procurar que estos puedan ser sanos, no solo físicamente, sino también psicológicamente, algo que tanta falta nos hace.
Una vez escribí y dicté charlas en los colegios de Moquegua con el título: “Padres sanos, hijos sanos”. Muchos, al darse cuenta de lo que está pasando, reaccionaron y buscaron la manera de hacer ciertos cambios en sus vidas; sin embargo, esto solo representó el 5% de los asistentes. El otro 95% solo pensó en cambiar, pero no hizo nada por hacerlo.
Entonces, ¿debemos escuchar? Por supuesto, es una habilidad que muchos han perdido. Ahora, con respecto a no juzgar, no estoy de acuerdo, porque tenemos el derecho de decir lo que pensamos, dar nuestra opinión, criticar y juzgar. Esto no debe ser lo único que hagamos, porque no es divertido estar con una persona que solo se enfoca en lo negativo y no en lo bueno o bello que hay en la relación, en la persona, en el trabajo, en el hijo, etc. Recuerda: Escuchamos, pero no juzgamos.