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19 mayo, 2025 2:15 pm

Elecciones Municipales 2026 y la gestión pública en Arequipa

POR: GUSTAVO PUMA CÁCERES    

Dialogar sobre la gestión pública en Arequipa y las elecciones municipales de 2026 implica abordar un tema de vital importancia para el desarrollo macrorregional, regional y local, así como para el bienestar de sus ciudadanos. Como ciudadanos, no solo aspiramos a servicios públicos eficientes y proyectos bien ejecutados, sino también a una administración transparente, participativa y capaz de responder a las demandas y necesidades sociales de la población. Sin embargo, la realidad actual evidencia una serie de problemas estructurales, como la falta de planificación estratégica, la corrupción, la ineficiencia burocrática y la escasa rendición de cuentas, que obstaculizan el progreso de la región y limitan su potencial económico y social.

En este contexto, el «Manual de Gestión Pública» (2022) de Miguel Ninamango G. y Francisco Sánchez M. se presenta como una herramienta valiosa para entender estos desafíos desde una perspectiva crítica. Los autores no solo identifican las debilidades del sistema administrativo local, sino que también proponen soluciones basadas en buenas prácticas de gobernanza, modernización del Estado y participación ciudadana. Entre sus aportes más relevantes destacan la necesidad de fortalecer la capacitación de los funcionarios públicos, implementar mecanismos de control más rigurosos y fomentar la articulación entre el sector público, la empresa privada y la sociedad civil.

Estas reflexiones adquieren especial relevancia en Arequipa, donde una gestión pública eficaz y eficiente podría impulsar el desarrollo de infraestructuras clave, mejorar la calidad de los servicios básicos y promover una mayor inclusión social. Por ello, de cara a las elecciones regionales y municipales de 2026, todos aquellos que tienen pretensiones políticas de ser autoridades deben proponer cómo van a construir una administración pública más ética, técnica y comprometida con el interés colectivo. Su análisis debería ser considerado tanto por las autoridades como por la ciudadanía, como parte de un diálogo necesario para transformar la gestión pública en un motor de desarrollo sostenible.

Uno de los mayores desafíos en la gestión pública de Arequipa es la falta de coordinación institucional. La ausencia de una visión estratégica definida deriva en proyectos paralizados, duplicidad de esfuerzos y, en última instancia, en un uso ineficiente de los recursos públicos que perjudica a la población. Un escenario distinto sería posible si las instituciones articularan sus acciones bajo objetivos comunes, optimizando así el impacto de sus intervenciones.

Otro problema crítico es la corrupción, un mal que socava la confianza ciudadana. La ética y la rendición de cuentas son pilares irrenunciables. Sin embargo, Arequipa ha sido testigo de casos emblemáticos, desde contrataciones opacas en el Gobierno Regional de Arequipa y en la Municipalidad Provincial de Arequipa hasta malversación de fondos, que exigen medidas contundentes: auditorías independientes, digitalización de procesos y una política de cero tolerancias frente a la impunidad.

A esto se suma la burocracia excesiva, que no solo frustra a los ciudadanos con trámites engorrosos, sino que también desincentiva la inversión. La solución pasa por dos vías complementarias: la profesionalización del servidor público con capacitación continua y evaluaciones de desempeño, tal como se hace en la empresa privada, y la simplificación administrativa, apoyada en herramientas tecnológicas que agilicen los procesos.

Para lograr un cambio estructural en la gestión pública de cara a las elecciones de 2026, es prioritario: (1) Fortalecer la planificación estratégica, diseñando un plan regional de desarrollo al 2050 con participación multisectorial y metas medibles. (2) Combatir frontalmente la corrupción, mediante transparencia proactiva, veedurías ciudadanas y sanciones ejemplares. (3) Invertir en capital humano, formando funcionarios competentes y comprometidos con el servicio público, con salarios adecuados para evitar la corrupción.

En conclusión, transformar la gestión pública en Arequipa demanda voluntad política, cooperación institucional y vigilancia ciudadana. El verdadero cambio dependerá de que todos—autoridades, funcionarios y sociedad civil—asumamos un rol activo. Con transparencia, eficiencia y participación, es posible construir una región más equitativa y con oportunidades para todos.

El papel de los vecinos y vecinas de Arequipa en las elecciones de 2026 no debe reducirse a un mero acto electoral. Los arequipeños de toda la región deben saber: Exigir debates técnicos entre candidatos (no solo promesas vagas); Votar con criterio, evaluando trayectorias y no eslóganes populistas; Mantener vigilancia activa durante la gestión, usando herramientas de transparencia.

Solo con autoridades competentes, mecanismos de control efectivos y una sociedad civil organizada, Arequipa podrá romper el ciclo de improvisación y construir una gestión pública que realmente transforme la región.

Análisis & Opinión