POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS (ECONOMISTA)
En estas últimas semanas nuestro departamento está en la portada de los diarios y revistas de alcance nacional, algunos la han denominado “la fiesta de Moquegua” refiriéndose a la corrupción vigente y nuevos hechos denunciados.
El tema no es nuevo para nosotros, nos tocó vivir “el síndrome holandés” que dice que cuando las instituciones de vigilancia no funcionan y los recursos públicos se acrecientan son causa de elevación de la corrupción en todos sus niveles.
Algunos alcaldes y funcionarios están en la cárcel, otros son perseguidos y otros simplemente sus juicios están congelados. Pero también hay de aquellos que tuvieron denuncias bien sustentadas y no se sabe cómo, en que forma, cuando fueron eximidos de culpabilidad. En esta fiesta los participantes dan para todos los gustos, los que más llaman la atención son los que ahora fungen de “Santos”, pero basta una escaneada para darse cuenta que satanás les queda corto.
Si la corrupción se propaló extensamente en nuestro departamento hace quince años, la pregunta es qué tamaño es la corrupción y la inconducta funcional. Con el primero nos referimos a la apropiación indebida y con el segundo con deficiente gasto de los gobiernos, ambos de los recursos del Estado. Lo común de ambos es que afectan la calidad de vida y bienestar de la población.
El Contralor de la Republica Lic. Nelson Shack Yalta (Shack, Pérez & Portugal 2020) ha publicado con su institución un documento exploratorio al respecto en donde señalan que para saber el grado de los efectos se tiene que conocer el tamaño de la corrupción y la deficiencia en la gestión.
Según sus calculo aproximadamente el 15% del presupuesto público ejecutado se habría perdido en el 2019 debido a la corrupción e inconducta funcional. En otras palabras, el efecto negativo en la vida de la población no solo deviene por robar el dinero al Estado, también por tener presupuesto y ser incapaz de gastarlo de manera efectiva. Estas son las dos grandes pandemias económicas que quitan condiciones de vida a los ciudadanos en general.
En lo económico es el costo de oportunidad, lo que el presupuesto deja de hacer; en lo social afecta a los más pobres sobre todo en salud y educación pues no cierran las brechas apremiantes; en lo ambiental repercute en la restricción de la vigilancia de cumplimiento de sus normas; en lo político es más catastrófico, se mella la confianza de la ciudadanía en sus autoridades e instituciones y corroe los cimientos de la democracia con mafias se apropian del poder político.
La corrupción sigue vigente y en tan solo un año (2019) los departamentos del sur oeste del Perú están comprometidos en presuntas responsabilidades administrativas, civiles y penales. Los delitos más resaltantes son: negociación incompatible, colusión, peculado, peculado de uso entre otros.
Cuando se examina los probables funcionarios, su característica es que transitan por los Municipios, Gobiernos Regionales, un poco a los Ministerios y en ellas repiten los mismos delitos y al parecer esa es su carta de presentación (Cuadro N° 01).
Con respecto a la corrupción e inconducta funcional, el perjuicio económico (daño patrimonial Estatal) en el 2019 fue de 921 millones de soles. El perjuicio económico extrapolado (pérdida de recursos) entre los años 2017 a 2018 en Arequipa fue de 677 millones de soles, Moquegua 182 millones de soles, Puno 350 millones de soles y Tacna 173 millones de soles.
Por lo mismo y extrapolado en el año 2019 los mismos departamentos sus importes fueron: Arequipa 966 millones de soles, Moquegua 234 millones de soles, Puno 666 millones de soles y Tacna 277 millones de soles (Cuadro N° 02). Estos importes son la suma de la sustracción de los recursos del Estado y la inejecución del presupuesto en su momento planificado que ocasionan desempleo, baja calidad de vida, bajos niveles de aprendizaje y detrimento de la salud.
En niveles de corrupción Arequipa muestra un 18.2%, Moquegua 17.9%. Puno 13.2% y Tacna 16.9% lo que significa una calificación de media alta corrupción. La corrupción si en la época del boom minero fue extrema, y después bajo, no quiere decir que desapareció, sigue insertado como coronavirus quitando la vida de muchos ciudadanos.
La corrupción puede ser eliminada con instituciones que funcionen bien y con personas muy profesionales y altamente honestas. Si lo hacemos el perjuicio económico se convertirá en gran beneficio económico sobre todo para la población más vulnerable.
