POR: JULIO FAILOC RIVAS
Tengo una conexión mágica con Ilo. La atracción que siento por esta ciudad no me ha permitido cambiar mi documento de identidad solo para tener motivos para regresar, aunque sea para sufragar en las elecciones. Sigo de cerca lo que acontece en Ilo y escribo, semanalmente, temas de coyuntura desde hace muchos años en La Prensa Regional.
Debo reconocer que esta ciudad me dio todo lo que tengo y lo que soy: mi esposa, una de mis dos hijas, mi primer auto Volkswagen Escarabajo del año 82 y hasta mi crecimiento personal y profesional. Todo ello me hace sentir más Ileño que el Ileño más antiguo que se ufana de ser el Ileño más Ileño de todos los ileños.
Ilo fue un gran laboratorio de procesos sociales y de desarrollo urbano planificado que me ayudó a crecer y ser una mejor persona. Todo lo que sé en materia planificación, liderazgo compartidos, gestión concertada y participativa, manejo y resolución de conflictos socio ambientales, lo aprendí en esta ciudad de manera práctica y experimental. Allí tuve mis maestros de la acción y de la reflexión, y viceversa. Uno de ellos fue José Luis López Follegatti, el maestro del diálogo y la concertación, quien nos dejara hace algunos años, de quien aprendí todo lo que sé en esta materia y a quien dedico de manera póstuma esta modesta reflexión.
Quiero dedicar algunas notas que he trabajado hace varios años sobre Ilo. La idea es explicar los factores claves que a mi entender explican en alguna forma el desarrollo local y la gobernabilidad que se dio en esta ciudad durante más de veinticinco años de manera ininterrumpida.
Las notas que hago referencia, intentan explicar los límites y potencialidades de los procesos participativos en el desarrollo local y su contribución a la gobernanza y gobernabilidad en la provincia de Ilo. Dicho de otra forma, la tesis explica las condiciones y/o características que han tenido los procesos participativos en desarrollo local, gobernanza y gobernabilidad. Estas formas de participación -singular en el país- han permitido que Ilo en forma progresiva alcance, varios años, los primeros lugares en el Índice de Desarrollo Humano, muy por encima de Lima y el Callao.
Son tres aspectos que he abordado para dar respuesta a señalado anteriormente:
PRIMERO
En primer lugar, afirmamos que la participación ciudadana – en el caso de Ilo- en su forma representativa ha respondido a las necesidades más sentidas de la población. De la misma manera la participación ciudadana tiende a fortalecer o debilitarse conforme éstas responden o no las necesidades reales de la población, y a su vez, si éstas están enmarcadas dentro de una visión compartida de futuro.
SEGUNDO
En segundo lugar, sostenemos que existe una relación favorable de los programas y proyectos con la mejora de la calidad de vida de la población. Es decir que los programas y proyectos ejecutados en el marco de los procesos participativos en los periodos de gestión de Julio Díaz Palacios y Ernesto Herrera han permitido mejorar la calidad de vida de la población. Una explicación razonable que hemos encontrado es la orientación de la inversión social, en las gestiones señaladas, principalmente en la gestión de Ernesto Herrera -ex alcalde de la provincia de Ilo- quien en términos porcentuales oriento una mayor inversión social y un uso efectivo y óptimo de los recursos públicos con respecto a las posteriores gestiones.
TERCERO
En tercer lugar, las características de los liderazgos locales, las podemos resumir en las siguientes; liderazgos participativos, basado en valores, grandes promotores de la participación y concertación y de la construcción de una visión compartida de futuro. La tesis demuestra que el alineamiento o complementariedad de los liderazgos, la concertación y una visión positiva de futuro, resultan favorables para alcanzar el éxito en las ciudades o instituciones, aún en condiciones difíciles, desventajosas o caóticas.
Estas características de los liderazgos hicieron evolucionar la participación ciudadana hacia la concertación, la que a su vez -enmarcada en una visión compartida de futuro- contribuyeron al generar procesos de desarrollo local y gobernabilidad.
Debo señalar que las gestiones posteriores a la de Herrera, no lograron consolidar una propuesta de política pública que ayude a diseñar un sistema de participación y planificación que combine la democracia participativa con la democracia representativa y contribuya a potenciar y/o retomar los procesos participativos en la provincia de Ilo. No obstante, a lo señalado, sin liderazgos, ni visión compartida es difícil retomar la senda del desarrollo.
La mejor definición que tuve de una “visión compartida” la obtuve de una conversación de entre Ernesto Herrera, ex alcalde de Ilo, por cuatro veces consecutivas, y José Luis López Follegatti, en donde ambos llegaban a una misma conclusión: «No son los Planes de Desarrollo, las Plataformas de Acción, los Programas, de eso tuvimos mucho y fueron importantes, pero esa no era lo sustancia de una visión. La suma de intereses y deseos producidos y escritos en reuniones no alcanzan esta definición. No es expresión de necesidades, aunque se nutra de las mismas. Una visión que se propone perdurar, no las fugaces, no nace de una polarización social, es más bien un diseño abierto y detallado en la cual todos participan”.
Creo firmemente que hay que rescatar estos factores que permitieron el desarrollo de Ilo y que fueron abandonadas por las gestiones posteriores. El reto es encauzar a Ilo en su desarrollo y las próximas elecciones puede ser una oportunidad de elegir nuevas autoridades que tengan el perfil y el liderazgo que retome los factores claves que permitieron el desarrollo de Ilo.