POR: MIGUEL ARTURO SEMINARIO OJEDA (DIRECTOR DEL MUSEO ELECTORAL Y DE LA DEMOCRACIA DEL JURADO NACIONAL DE ELECCIONES)
A fines del siglo XVIII, la América hispana ya soñaba con su independencia, se abría paso un nuevo camino para retomar su autonomía, y desde entonces los movimientos separatistas se manifestaron y multiplicaron constantemente, tanto como las ideas por la separación política, a través de plumas de prestigio.
El triunfo de la propuesta republicana como forma de gobierno para en Perú, tuvo entre sus propulsores al arequipeño Mariano José de Arce, quien falleciera un 11 de marzo de 1852, y pese a su gran connotación en los inicios del Perú independiente, su nombre permanece en el olvido para la mayoría de los peruanos.
El Clérigo y prócer Mariano José de Arce, había nacido en Arequipa en julio de 1782, hijo de Francisco de Arce Burnego y de María Rafaela Bedrigal. Sus biógrafos lo presentan como abiertamente manifestó en simpatía por los patriotas rioplatenses que desde 1810 habían expresado su rechazo a los invasores franceses, y a Fernando VII, en el memorable cabildo abierto del 25 de mayo de ese año.
La presión del gobierno realista que mantenía espías en todo el virreinato lo obligó a migrar a Chile, pero nada de esto doblegó su espíritu libertario, pues dueño de una decisión firme, la mantuvo inalterable, pese a que las circunstancias se mostraban adversas desde el aparato represivo virreinal, que, de manera inquisitorial, estaba tras los que se manifestaban como patriotas independentistas.
En 1814 estuvo entre las fuerzas revolucionarias comandadas por Mateo Pumacahua y Vicente Angulo, que ocuparon Arequipa, pues no concebía más la prolongación de un sistema de gobierno mandado desde España, que limitaba no solo a la población nativa de América, sino también a los mestizos y a los criollos.
Se le ve protestando cuando tomó conocimiento que dentro del movimiento de Pumacahua se mantenía una fidelidad hacia Fernando VII, a quien consideraba usurpador del gobierno real, estaba a favor de la pronta declaración de la independencia del Perú; lo que volvió a manifestar en Arequipa, tras el arribo del general San Martín a las costas peruanas de Paracas, en setiembre de 1820, era necesaria la independencia de su patria.
Se encontraba en Lima cuando se proclamó la independencia del Perú, el 28 de julio de 1821, ubicándosele como uno de los firmantes que suscribió el Acta de la Independencia que se había redactado en el Cabildo de Lima, el 15 de julio de 1821, documento en el que se acordó la independencia del Perú, con respecto a España y a cualquier otra nación extranjera.
El 8 de septiembre de 1821 pronunció un discurso tras la promulgación del Estatuto Provisorio dado por el general San Martín; sin embargo, no compartía sus ideas de monarquía constitucional, como forma de gobierno para el Perú, siendo un propiciador de la República, junto con Faustino Sánchez Carrión.
Poco después se convocó a elecciones para el Congreso Constituyente de 1822 en las que resultó elegido diputado por Arequipa, asistiendo a ese primer Congreso Constituyente de 1822-1823, en el que se dio la primera Constitución republicana, y se acordó la forma republicana de gobierno. En Lima se eligió constituyentes de los territorios ocupados por los realistas, entre los oriundos de esas zonas residentes en la capital peruana.
Mariano José de Arce es uno de los personajes casi anónimos del país, es decir, que más allá de haberse propagado escasamente su nombre en textos de la secundaria, no hay generalmente calles, plazas, instituciones que lo lleven, o bustos y monumentos que proyecten a los peruanos su gran labor, que es solo conocida por especialistas en historia de la independencia. La nación continúa en deuda con él.