POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS
Y se aprobó el predictamen de la Ley de Presupuesto de la Republica 2024 en el Congreso de la Republica con un importe de 240 mil 806 millones 216 mil 645 soles que significa un 12% más que el 2023. El incremento es uno de los mayores en los últimos cinco años.
El presupuesto tiene dos partes uno son los ingresos y otros son los gastos. Los primeros están conformados principalmente por los impuestos, saldos del año anterior, venta de activos y créditos nacionales o externos. En nuestro caso presupuestal peruano este se divide en Tributarios, No tributarios e ingresos de capital.
En los tributarios destacan los impuestos a los ingresos o a la renta (IR), el Impuesto General a las Ventas (IGV), el impuesto Selectivo al Consumo (ISC), Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF) y siguen otros menos importantes.
Respecto a los No Tributarios son los directamente recaudados por los servicios públicos, intereses bancarios, el canon y regalías petroleras, las regalías mineras, transferencias de empresas estatales, transferencias de dinero obtenido ilícitamente entre otros.
La tercera parte lo conforman los ingresos de capital que son los que provienen por ventas de los activos de Estado, amortizaciones por préstamos concedidos y venta de acciones. Los ingresos tributarios son los más importantes y constituyen más del 60% del toral de los ingresos y los no tributarios aproximadamente el 30% y el resto los de capital.
El Presupuesto de la República del 2024 tiene su principal deficiencia en los ingresos pues estando en una economía recesiva la producción baja, disminuyen las utilidades de las empresas y las remuneraciones de los trabajadores también; por tanto, los impuestos se reducen.
¿Con que ingresos van a sustentar los gastos incrementados en el Presupuesto de la Republica? Tomarán la decisión de pedir crédito al Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) y esta con cargo de nuestras reservas de divisas y barras de oro se lo otorgara. Entonces aumentamos la deuda pública interna y dependemos que a través del incremento de gasto publico la economía se reactive. Es un arma de doble filo y Argentina lo sabe bien pues acudir constantemente al crédito público y si no se reactiva la economía nos deslizamos a más inflación combinada con recesión.
Recordemos que esta fórmula la aplicó Alan García en su primer gobierno y el remedio acelero la enfermedad a una inflación galopante y una recesión de la productiva inalterable y como consecuencia más hambre, desempleo y convulsión social. La otra salida es el otro extremo que recomiendan los conservadores y grupos de poder, vender las empresas públicas, reducir el gasto fiscal despidiendo empleados públicos, exonerar de tramites como el EIA. Licencia social y tributos a la inversión privada. Si bien, no lo dicen, sin embargo, van surgir remedando el estilo Milei.
El país está en alta cirugía y debe ser muy eficiente en el gasto público. El gobierno central se jacta de que está gastando al más del 80% el presupuesto que le corresponde y critica a los gobiernos subnacionales (gobiernos regionales) y gobiernos locales de su deficiente gasto que en promedio está a menos de un mes de culminar en un promedio de 60%. Si bien esto es cierto, es también cierto que la mayor parte de los gastos del Ejecutivo son programas y no proyectos, estos últimos no aparecen en sus cuadros de gastos, sino preguntémonos que obra pública de alto impacto realizan o han realizado y que han entregado. Nada de carreteras, nada de irrigaciones, nada de puertos y aeropuertos, nada de trenes urbanos, muy poco de saneamiento, alcantarillado y tratamiento de aguas servidas.
Entonces, el tema no solo es que cuanto gasto del presupuesto, sino la calidad y el impacto de gasto que atrae la inversión privada y la calidad de vida.
El gobierno central está contrabandeando dos medias verdades: primero que los gobiernos locales y regionales no gastan eficientemente y ellos si lo están haciendo; segundo, que la actual distribución es más equitativa porque ahora el gobierno nacional tiene solo el 38%, los gobiernos regionales 35%, los gobiernos locales 23% e introducen a las universidades solapadamente para engañar la estadística con el 5%.
Un simple cálculo nuestro es diferente: el gobierno nacional se lleva la mayor parte de la torta con 64%, los gobiernos regionales con 22% y los gobiernos locales 14%. Salvo error u omisión como dicen los contadores. De esta manera el gobierno central marcha a concentrar la mayor parte del presupuesto.