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23 octubre, 2024 2:24 pm

El porvenir de las Fuerzas Armadas

"La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa" – Albert Einstein

POR: CÉSAR A. CARO JIMÉNEZ   

Hace pocos días, el pleno de nuestro “ilustrado e inteligente” Congreso aprobó, con 100 votos a favor y dos abstenciones, la propuesta que establece el procedimiento del uso de la fuerza de las Fuerzas Armadas en las competencias de la Autoridad Marítima Nacional (Dicapi), en su rol de lucha contra la pesca ilegal en el mar peruano. Claro está que les faltó indicar con cuántas cucharitas, cucharas, tenedores y cuchillos la Dicapi lo hará, más aún cuando desde hace años el único país que defiende la Doctrina de las 200 millas náuticas es el nuestro. Ecuador y Chile, hace rato (1982), firmaron la Convención del Mar. En nuestro caso, las autoridades en aquel entonces adoptaron la posición del avestruz cuando se sienten en peligro y optaron por no discutir el tema, actitud que cómodamente han seguido desde aquel entonces las autoridades y “líderes” de turno.

Pero ojalá se limitaran a la política del avestruz. Lo peligroso es que, en medio de estas dinámicas, el gobierno peruano viene planteando la necesidad de renovar el armamento tanto en el ámbito terrestre como en el aéreo y marítimo, haciendo que nos preguntemos si dicha “estrategia” podría estar motivada por una percepción de vulnerabilidad ante posibles disputas territoriales marinas o como respuesta a la creciente presión de activos internacionales en la región. Sin embargo, este enfoque merece un análisis más profundo. ¿No sería más eficaz para la seguridad del Perú seguir el ejemplo de Costa Rica, un país que optó por disolver sus fuerzas armadas en beneficio de la paz y la cooperación internacional? Costa Rica ha logrado construir una imagen de estabilidad y respeto por los derechos humanos, convirtiéndose en un referente en la diplomacia regional. Tal vez el Perú podría considerar una estrategia similar, invirtiendo en diplomacia y cooperación multilateral en lugar de una carrera armamentista, además de destinar dichos recursos a educación, salud y generación de empleo.

E incluso, ¿por qué no pensarlo?, analizar si sería conveniente la oportunidad de firmar un Convenio de Defensa Mutua con EE.UU. Esta opción podría ofrecer al Perú un respaldo significativo en términos de seguridad y defensa marítima, así como un marco para combatir el narcotráfico y la delincuencia organizada. Sin embargo, es crucial que este convenio se enmarque en un contexto de respeto a la soberanía nacional y que no se convierta en una dependencia militar de poderosos actores internacionales.

El desafío del Perú en torno a la Doctrina de las 200 millas y el Derecho del Mar no es solo una cuestión de defensa territorial, sino también una oportunidad para replantear las estrategias de seguridad en un mundo cada vez más interconectado. La postura firme del Perú debe complementarse con esfuerzos hacia la diplomacia y la cooperación regional. Si bien la renovación del armamento puede ser necesaria, el camino hacia la paz y la estabilidad puede, en muchos casos, ser más eficiente a través de alianzas estratégicas y el fortalecimiento de la capacidad de negociación internacional, tal como lo ejemplifica el modelo costarricense. La clave reside en encontrar un equilibrio entre la defensa de los intereses nacionales y la promoción de un entorno de paz y colaboración en la región.

Conversemos, discutámoslo sin miedos y sin dogmas, y hagamos como los filósofos, que pueden descubrir problemas, aclarar ideas e incluso proponer algunas nuevas. Al fin y al cabo, lo que más escasea son ideas audaces para rediseñar y reconstruir un mundo que se está desmoronando.

Y tengamos presente que, a pesar de los cantos de sirena de los vendedores de armamento, no tenemos a la vista ninguna posibilidad de conflicto mayor. Y si así fuese, lo que se quiere comprar no bastaría, tanto porque, como podemos observar en el conflicto de Rusia con Ucrania, la guerra moderna ha dejado de lado los grandes armamentos, siendo reemplazados por los avances tecnológicos, de los cuales son clara muestra los misiles y los drones, que se requieren en grandes cantidades. Y para finalizar, recordemos aquella viñeta en la cual aparece Pinochet, con la mano en el hombro de Morales Bermúdez, diciéndole que no se preocupe, porque no pensaba hacer la guerra, ya que más barato era comprarnos.

Análisis & Opinión