¿Que si tengo miedo?, sí, tengo miedo, miedo por mí, y por los míos. Pero aquí estoy de pie. Cansado, temeroso, preocupado pero decidido a continuar esta lucha. No me rendiré al pesimismo y a la desesperanza que esta crisis sanitaria provoca.
Las luchas victoriosas de nuestros mayores (de mi madre en especial) me exigen una gran dosis de determinación, fortaleza y confianza. Esta es mi firme decisión.
Un pequeño consejo a mis amigos: Renovemos nuestro esfuerzo para frenar esta pandemia. El mejor homenaje a nuestros mayores es seguir en esta lucha. Será difícil, es cierto, pero debemos reconocer que las luchas de nuestros padres y abuelos fueron mucho más duras. Sigamos sus valiosos ejemplos de vida.
Recomiendo leer este salmo que durante más de 2 mil años, este salmo ayudó a millones de personas a enfrentar graves problemas.
Es un bello poema a la esperanza…
SALMO 23
El Señor es mi pastor, nada me falta;
en verdes pastos me hace descansar.
Junto a tranquilas aguas me conduce;
me infunde nuevas fuerzas.
Me guía por sendas de justicia
por amor a su nombre.
Aun si voy por valles tenebrosos,
no temo peligro alguno
porque tú estás a mi lado;
tu vara de pastor me reconforta.
Dispones ante mí un banquete
en presencia de mis enemigos.
Has ungido con perfume mi cabeza;
has llenado mi copa a rebosar.
La bondad y el amor me seguirán
todos los días de mi vida;
y en la casa de él
habitaré para siempre.
Desde tiempos inmemoriales, cuando una población se enfrentaba a una epidemia (que siempre las hubo) o se luchaba contra un enemigo exterior, algunos insensatos se dedicaban a buscar culpables; mientras los prudentes pedían a la población enfocarse en el problema presente y dejar el juzgamiento para después, para cuando se haya superado la emergencia.
En todo lugar hay insensatos que airadamente buscan culpables, erigiéndose en jueces severos; mientras que el problema de fondo (la pandemia) pasa a segundo plano.
No se aprende la lección que la historia nos ofrece: “Que los esfuerzos actuales se enfoquen en la solución y no en una supuesta rendición de cuentas… Ya habrá tiempo para criticar, juzgar o sancionar”.
En estas graves circunstancias se entiende que la frustración ceda el paso a la agresión (con frecuencia), pero la conciencia moral y la responsabilidad ante la sociedad, nos obliga a la sensatez, a la prudencia.
Hagamos propuestas….seamos solidarios, seamos fuertes.