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El imperio del dólar, el oro y “nuestros” políticos y técnicos

Los empresarios desean verse libres del Gobierno cuando prosperan, pero protegidos cuando les va mal – John Kenneth Galbraith.

POR: CESAR CARO JIMENES   

En razón al contenido de mi anterior artículo, creo necesario ante ciertos comentarios contrarios e incluso agresivos en el afán de enaltecer a Velarde, enfatizar como cuestión previa que no me considero economista, pero a la vez opino que en razón a mis lecturas, inquietudes, análisis y comentarios con verdaderos profesionales en la materia y no con diletantes con respetables pero livianos títulos como maestrías y doctorados fácilmente obtenidos, que tranquilamente puedo poner en entredicho sus creencias y fe ciega en el actual modelo económico que tiene como dogma acérrimo la adoración del dólar norteamericano y la libre empresa sin cortapisa alguna, salvo la “mano invisible del mercado”.

Libre empresa y “mano invisible” que no tuvieron nada que ver con el inició del predominio del dólar. Hegemonía que comienza a darse durante la Primera Guerra Mundial, dado que, hasta aquel entonces aparte del oro físico la moneda más usada en el intercambio comercial mundial era la libra esterlina, la cual paulatinamente comenzó a ser desplazada por el metal amarrillo, que era exigido por los EE.UU.  a cambio de las mercancías y armas que suministraba a los aliados, lo cual se hizo más agudo durante la Segunda Guerra Mundial durante la cual se enviaron grandes cantidades de oro a través del Atlántico hacia el Estados Unidos vía Montreal, Quebec, Canadá para pagar las armas y  suministros diversos después  que Francia fuera invadida por la Alemania nazi y el temor de que Gran Bretaña también sufriera la misma suerte, llevó a que la mayor parte del oro del país fuera reubicado en una operación secreta conocida como Operación pescado.

Hoy Estados Unidos posee las mayores reservas mundiales de oro, que representan algo menos de una cuarta parte del total mundial. Cuenta con 8.133,5 toneladas que son el 74,9% de sus reservas extranjeras. Hasta 1971 cada dólar que se emitía tenía que estar respaldado por oro. Hoy la confianza de su valor reside tan solo en el estado norteamericano desde que Charles de Gaulle en 1965 pidiera la convertibilidad de sus dólares en oro, ante lo cual Nixon se negó, acabando con el acuerdo económico conocido como Bretton Wood que establecía el valor de la onza troy de oro en US$ 45.00, cantidad ínfima comparándola con la cotización actual de US$ 1.773,25

Y si a lo anterior, agregamos que según la gran banca y especialistas en el tema, aparte del surgimiento de serias dudas sobre la duración de este régimen monetario, gran inquietud sobre el futuro de la hegemonía del dólar, tanto por la fortaleza del euro, la libra esterlina pero sobre todo del yuan la moneda china que procura en alianza con otras monedas desplazar al dólar como moneda principal en el intercambio de mercancías, a tal punto que  el porcentaje de reservas en dólares que atesoran los bancos centrales de todo el mundo ha caído por debajo del 60%, después de haber llegado a rozar el 75% en la primera década de los 2000. El yuan chino ha pasado en pocos años de no estar incluido en la lista a representar un 2,5% de todas las reservas, mientras que el euro y el yen también han ganado peso en los últimos trimestres.

Aquí cabe indicar que el FMI mantiene alrededor de 90,5 millones de onzas (2.814,1 toneladas métricas) de oro por un valor aproximado de US$ 112.700 millones, convirtiendo después de los EE.UU. y Alemania en el tercer poseedor de oro físico en el mundo en tanto que aquí nuestro BCRP se limita a comprar,  vender dólares o atesorarlos para mantener su precio al interior del país en tanto cae en el resto del mundo, porque –entre otros aspectos–, la FED norteamericana utilizó la pandemia ocasionada por el Covid-19,  como excusa para crear cantidades absurdas de papel moneda. Solo en 2020, las estimaciones muestran que alrededor del 23,6% de todos los dólares estadounidenses jamás creados se emitieron en menos de 12 meses, destinándose la mayor parte de los mismos para emitir bonos de ayuda a sus ciudadanos, pero a costa de aumentar la inflación y la depreciación del dólar lo que es notorio en los precios de las materias primas, aspecto que trataremos en otra ocasión, en procura de brindar información a nuestras autoridades que poco o nada se preocupan por entender los rasgos básicos de la economía, vitales tanto para opinar sobre nombramientos o políticas tanto del MEF,  como del BCRP en el caso de los congresistas o de tratar de lograr mayor colaboración de parte de las multinacionales que desarrollan actividades productivas en nuestra región, de lo que se aprovechan sus directivos para evadir o disfrazar la verdad, aprovechando el desinterés, escasa información e incluso ignorancia de las autoridades políticas, partidos e incluso colegios profesionales en cuanto los mecanismos económicos que aunque no lo querámoslo terminan afectándonos.

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