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22 noviembre, 2024 3:39 pm

El fujimorismo en su laberinto

A diferencia de otros partidos, la del fujimorismo es una de las pocas organizaciones políticas que no solo tienen un voto duro, sino también un antivoto muy orgánico y activo, que se incrementa cuando es una amenaza electoral.

ESCRIBE: JULIO FAILOC RIVAS   

Si bien la señora “K” ocupa la segunda posición en la mayoría de las encuestas, también es cierto que se mantiene estancada desde hace varios meses. Para ser preciso tiene 7% desde febrero del año pasado. En esta ocasión, como lo venimos haciendo en esta columna, analizaremos los límites y posibilidades del fujimorismo de pasar a la segunda vuelta, el escenario en que navega la candidatura de la señora “K”.

A diferencia de otros partidos, la del fujimorismo es una de las pocas organizaciones políticas que no solo tienen un voto duro, sino también un antivoto muy orgánico y activo, que se incrementa cuando es una amenaza electoral. Esto le ha permitido tener una presencia importante en el congreso como también le ha hecho perder las elecciones ante candidatos a los que -en otras circunstancias- hubiera sido difícil asirse de la presidencia.

El voto duro fujimorista explica porque, luego de la disolución del Congreso, donde éste -según las encuestas- alcanzó un nivel de rechazo del 92% de población, logra en las nuevas elecciones congresales 15 escaños de los 130, cuando más de uno de los analistas políticos los creían muertos. En contraposición, el antivoto orgánico y activo hizo que la señora K perdiera las elecciones dos veces consecutivas, con Humala y PPK respectivamente, los cuales, dicho sea de paso, no eran los mejores candidatos presidenciables.

Sin embargo, en la actual coyuntura electoral, el fujimorismo ha dejado de tener el apellido de la señora “K” e incluso, para la percepción de la población que simpatiza o está en contra de ellos, De Soto, López Aliaga y Cillóniz, por decirlo de alguna manera, son la versión del fujimorismo en su nueva cepa. No es casual que mucha gente crea que el fujimorismo ha presentado varias listas para tener nuevamente una mayoría en el congreso. Nada más falso.

La performance del voto fujimorista -en primera vuelta- ha oscilado entre el 21 y 33%. En el 2011 Keiko alcanzó el segundo lugar con el 20.7%; y, en el 2017 logró el primer lugar con casi el 33% de los votos emitidos. Empero no podemos afirmar que éstos hayan sido el voto duro fujimorista. Diversos analistas estiman que el voto duro del fujimorismo se estima en un 20%, lo que indica que todavía es espacio electoral fujimorista no ha sido copado completamente.

Según las encuestas, el voto fujimorista, con el retiro de la candidatura de Cillóniz, se encuentra distribuido entre Keiko con 7%, De Soto 5% y López Aliaga con el 2.2%, lo que da un poco más del 14%; de manera que, en el peor de los casos, hay casi un 6% de los votos en disputa, los cuales pueden ser determinantes para que uno de los candidatos fujimoristas pueda pasar a la segunda vuelta, con la atingencia que De Soto y López Aliaga son los candidatos con una tendencia creciente.

Aun cuando un tercio de la población electoral no ha decidido por quien votar, lo cierto es que el voto fujimorista tiene el límite de ser una manta inelástica, con varias puntas, que, si uno de los candidatos jala, destapa al otro y viceversa. Jalará más el candidato fujimorista que tenga mejores mensajes y logre capturar la atención de este segmento electoral.

Dejar de ser la señora la “K” para ser solo “Fujimori al 2021”, e indultar a su padre, aunada a la “Mano Dura”, es una estrategia cuyo propósito es capturar y alinear el voto perdido del ala “albertista”, que hasta hoy lo ha venido capitalizando muy bien Hernando De Soto y, en éste último tramo, López Aliaga.

Si los votos fujimoristas se reparten en partes iguales lo más seguro es que todos queden fuera de la segunda vuelta. Que uno de los candidatos del fujimorismo renuncie en el último tramo sería la mejor estrategia para que uno de ellos pueda pasar a la segunda vuelta.

Fue un mal negocio que los candidatos con la marca Fujimori no hayan hecho el esfuerzo por juntarse. Se perdió la oportunidad para renovar el fujimorismo y ofrecerle algo mejor para el país y a los fujimoristas. ¿Alguien podría imaginar el fujimorismo con De Soto a la Cabeza, acompañado de López Aliaga, y Keiko encabezando la lista al Congreso?

Análisis & Opinión