POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS (ECONOMISTA DEL CEM)
Como decíamos en un artículo anterior, recurriendo al Informe del Instituto Peruano de Economía (IPE), el departamento de Moquegua lidera el crecimiento de la producción entre todos los departamentos del país, es probable que se consolide entre el 14 y 15% su crecimiento con respecto al 2019, año sin COVID 19.
La explicación es que el sector minero siguió manteniendo sus estándares de producción, se suma el sector de la construcción que también aporto a este crecimiento con la etapa final de la construcción de la infraestructura de la Mina de Anglo América Quellaveco y la realizada por el gobierno regional y municipalidades sobre todo las que tienen canon. Se agrega a esta tendencia los servicios, el comercio externo, agricultura y pesca artesanal entre otros.
La tendencia en el 2022 podría continuar si los vaticinios optimistas de los especialistas se hacen realidad, que los precios de los metales se incrementaran y la demanda de cobre concentrado, blíster y catados de los países extranjeros aumentara moderadamente agregando el también probable inicio de la explotación de Quellaveco en el tercer trimestre de este año. Si esto ocurre los gobiernos locales y el regional aseguran contar con el canon y regalías mineras, por tanto, la construcción mejoraría y su efecto multiplicador en algunas otras actividades como los servicios.
Esta cara de la moneda sin embargo no es segura, la economía internacional es frágil porque todavía no ha superado los efectos del COVID y sus variantes como el Ómicron que ha sacudido a toda Europa, América y parte de Asia amenazando la reactivación económica que estaba ocurriendo. Si la vacuna se aplica al 100% aseguramos que los vientos podrían impactar positivamente en la demanda y empleo global.
La otra cara de la moneda es la informalidad y el precario empleo que ha crecido exorbitantemente en nuestro país. La pandemia agrietó el empleo, según IPE la población inactiva es más del 30%, debido a las cuarentenas y anormalidades vividas, se suma la crisis política y la incertidumbre que conllevaron a muchos a no buscar trabajo porque el mercado estaba inactivo o no había puestos de trabajo para una población al 19% y se recurrió al bono salvador.
Por otro lado, los que se buscan la chamba han tenido que ubicarse en la informalidad. Arequipa, Moquegua y Tacna cifras un poco arriba y un poco abajo tienen aproximadamente el 70% de trabajadores informales y ello significa ser ambulantes, trabajadores temporales o mil oficios. El recurseo en lo que se pueda y como se pueda ha ocasionado que el empleo sea muy precario, de cachuelero a desocupado o viceversa. Para males se adiciona que no se tiene una política a la formalidad y otra para la reactivación de las Mypes.
A manera de conclusión afirmamos que estamos con dos caras en la misma moneda en el 2022, una probable es la reactivación o vuelta a la normalidad moderada y de otro lado la informalidad y empleo precario que no será fácil incrementarlo por la encerrona en la que hemos estado sometidos por el COVID 19 y ahora sus variantes.
Ya los vulnerables no piensen en las ayudas de la caja fiscal, está ya llegó a su tope, ahora se discute y analiza la mejor política de impuestos, elevar el porcentaje de pago de los contribuyentes o sea obtener más ingresos para el erario público. La prioridad entonces es el debate de cómo hacemos que el moderado crecimiento reactive el empleo permanente, como atraemos la inversión privada, como gastamos eficientemente el recurso público y motivamos el renacimiento de la micro y pequeña empresa. Este es nuestro deseo para Uds. que fluyan las ideas de soluciones concertadas en un clima político encausado al desarrollo sobrepasando a los que solo les interesa la inestabilidad.