Por: Enrique Rivera Salas
El 24 de setiembre de cada año, el Perú celebra el Día de Nuestra Señora de las Mercedes, Gran Mariscala del Perú y Patrona de las Armas Nacionales y bajo su advocación el Día de las Fuerzas Armadas, aventaja, excede intrascendencia y en solemnidad a muchos otros patronazgos en América Latina y en el mundo, particularmente porque conjuga la conciencia religiosa nacional con la voluntad de protección, esperanza y patriotismo de todos los peruanos, para así conferirles a sus actitudes y comportamientos, relacionados con las instituciones armadas, un aura de verdad y compromiso singulares.
Los herederos de Francisco Bolognesi, Miguel Grau y Abelardo Quiñones, es decir, el Ejército del Perú, la Marina de Guerra del Perú y la Fuerza Aérea del Perú, celebran el Día de las Fuerzas Armadas rindiendo el homenaje que se merece la Virgen de las Mercedes, patrona de estas instituciones y haciendo un alto de meditación en su glorioso camino para testimoniar en cada acto conmemorativo su gratitud a la patria, su fe cristiana y la renovada promesa de servicio en defensa de los grandes y sagrados intereses nacionales, renovando su vocación y mística de soldados.
Nuestra Señora de las Mercedes es la virgen que amparó la causa de nuestra libertad e independencia. Ante su imagen se bendijo la primera bandera de América que arrancó San Martín, y dijo “Jurad conmigo mantenerla incólume, ofrendando la vida en su defensa”. Dos años de proclamada la independencia, José Bernardo de Tagle, presidente del Perú expidió el 22 de setiembre de 1823 un decreto declarando a la Virgen de las Mercedes, patrona de las Armas del Perú.
El 24 de setiembre de 1921 en una histórica ceremonia, las instituciones armadas del Perú condecoraron a Nuestra Señora de las Mercedes con un valioso cetro de oro con los escudos de la patria y de la merced y una franja de Gran Mariscala. Con este acto se declaró a la Virgen de las Mercedes, patrona de las Armas Nacionales y Mariscala de los Ejércitos del Perú.