POR: CESAR A. CARO JIMÉNEZ
A partir de la segunda mitad del siglo XX, gracias al desarrollo de los medios de transporte, la mejora de las condiciones económicas y sociales, la ampliación de los derechos laborales, y la difusión de la cultura y la información el turismo se convirtió en una fuente de ingresos, empleo, desarrollo y diversidad para muchos países y regiones a nivel mundial, entre los que destacaron España, México y el Caribe, EE.UU. y Francia, ocasionando que prácticamente no hubiera centro poblado de mayor o menos tamaño que no perfilase un “plan de desarrollo turístico”, tendencia a la que no pudo escapar el Perú y sus poblados, entre los que están también todos los de Moquegua, ninguno de los cuales –hay que decirlo–, tuvo mayor éxito. ¿Y ello por qué? Por una simple razón: la falta de oferta turística adecuada y un mercado cercano.
El mercado en el turismo, se refiere al conjunto de actividades económicas relacionadas con la oferta y la demanda del mismo que obedece a diversos criterios, pero que fundamentalmente se basa en el interés por divertirse y gozar de los turistas, que generalmente provienen de lugares cercanos. Para comprenderlo mejor y entender que es harto difícil, –por no decir que es imposible que el turismo sea motor de desarrollo de Moquegua ciudad y Moquegua departamento, veamos algunos datos relacionados con México y España. Según diversas fuentes, el primero de los nombrados, México recibió alrededor de 97.4 millones de visitantes en 2019, España 83.7 millones de turistas en 2020, en tanto el Perú recibió solo 4.4 millones de visitantes en el 2019. La sustancial diferencia la podemos justificar en razón a que, si bien es cierto que los turistas que visitan México y España provienen de diversas partes del mundo, entre ellos hay algunos países que destacan por su nivel económico a la que se suma la cercanía y número de habitantes.
¿Qué países de esas características están cerca al Perú y especialmente a Moquegua? Según datos de la Organización Mundial del Turismo, los principales emisores de turistas hacia México en 2019 fueron Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Colombia y Argentina. Por su parte, los principales emisores de turistas hacia España en ese mismo año fueron Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y Países Bajos. Y lo que es más importante: del total de turistas que visitó España, el 64% eligió la costa como principal motivo de su viaje, en tanto en el caso de México el 70% de los visitantes se hospedó en algún destino de sol y playa. Y ello gracias, a que tanto el Caribe (Golfo de México), como el Mediterráneo son dos zonas que disfrutan de muchas horas de sol al año, que en el caso peruano quizás podrían parecidas a las de Piura y Tumbes, pero no por Ilo, que en los últimos años solo tiene entre un mes y mes y medio de verano, haciendo en la práctica imposible justificar inversiones de magnitud. Es cierto, el Perú destaca por la diversidad de su oferta turística, que incluye destinos culturales como Machu Picchu, Cusco, Arequipa y Lima; destinos naturales como el Amazonas, el Lago Titicaca, el Cañón del Colca y las Líneas de Nazca; y destinos de aventura como el Camino Inca, el Valle Sagrado, la Cordillera Blanca y el Huascarán, pero muy pocas de playa que al parecer es lo que más atrae al turista internacional, aparte claro está de su gastronomía. Pero ninguno de los lugares que se mencionan está localizado en Moquegua, que además está tan lejos de los mismos que es económicamente imposible integrarlos.
Y hay que decirlo: nuestra ciudad capital que antaño era una de las ciudades coloniales más pequeña, pero bella y acogedora, se ha convertido en una ciudad caótica y fea, donde poco a poco se ha destruido aparte de su identidad histórica, su originalidad arquitectónica, gracias a la desidia de sus autoridades, –que en los últimos años con pocas excepciones–, y con la complicidad de las grandes empresas que se limitan año tras año a financiar en los aniversarios, espectáculos propios de la antigua Roma, –la del pan y el circo–, haciendo que año tras año sigamos corriendo en el mismo sitio, faltos de sueños, planes serios y espíritu autocritico en tanto obligan a que se firmen contratos laborales prohibiendo a sus trabajadores invertir en actividades comerciales en la ciudad, mientras personajes de opereta o tiras cómicas como el Donatello de las Tortugas Ninjas, poco o nada hacen para ordenar y embellecer la ciudad, modernizando el centro de la ciudad, enterrando el enjambre de cables o clausurando horripilantes cocheras. Y todo ello entre la apatía y el silencio de la casi totalidad de los colegios profesionales.
