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Constitución de los derechos humanos

Por: Edgard Norberto «Beto» Lajo Paredes

Todas las Cartas Políticas, se hicieron para regular la estructura, establecer la primacía y precisar las prerrogativas de la organización política, denominada Estado, subordinando a los ciudadanos a los designios casi sagrados del mismo; tales conceptos, fueron variados, modificados y erradicados, en la Asamblea Constituyente de 1978; su presidente Víctor Raúl Haya de la Torre, en su Mensaje del 28 de julio de dicho año, planteó:

ESTADO NUEVO, SOCIEDAD MEJOR

“Nuestra Constitución debe emanciparse de las imitaciones y las copias, sin desdeñar el legado universal de la ciencia política. Necesitamos una Constitución concisa y pragmática, que se centre en torno al hombre y a los derechos humanos y forje un Estado nuevo para una sociedad mejor. Vale decir, necesitamos una Constitución que prescriba como obligación del Estado la superación del subdesarrollo mediante la utilización racional de nuestros ingentes recursos, a la par que garantice el pleno empleo y una justa redistribución de los ingresos. El último y supremo ideal será excluir toda forma de explotación del hombre por el hombre y prevenir las formas contemporáneas de la explotación del hombre por el Estado. Una Carta fundamental que asegure la alimentación, la vivienda, la salud, el trabajo, con libertad y justicia, la educación y la cultura para todos los que habitan nuestro suelo o hayan de habitarlo en el futuro”.

DOCTRINA DE DERECHOS HUMANOS

El presidente de los asambleístas del 78, enarbolando la bandera de la constitucionalización de los derechos humanos, dijo: “La nueva Constitución peruana se habrá de dictar cuando América y el Mundo viven un renacer de interés y preocupación por la vigencia plena de los derechos humanos. A la Declaración Universal, aprobada el 10 de Diciembre de 1948, por las Naciones Unidas -y que fue incorporada como norma constitucional peruana por Resolución Legislativa del 9 de diciembre de 1959- se añaden ahora instrumentos internacionales destinados a garantizar la aplicación y exigibilidad, tales como la Convención Interamericana de Derechos Humanos y los Pactos de Derechos Humanos, tanto civiles y políticos como económicos, sociales y culturales, de Naciones Unidas, todos ellos firmados y ratificados por el Perú. Este cuerpo doctrinal habrá de incorporarse a la nueva Constitución”.

LUCHADOR POR LOS DERECHOS DEL HOMBRE

Haya de la Torre, haciendo ver su lucha, con alternativas y acciones, en pro de los derechos humanos, con veracidad, señaló: “Se ha avanzado así en el camino que me permití propiciar, como veterano luchador por los derechos del hombre, cuando en 1941 y frente a una amenazadora ofensiva nazifascista, propuse en un Plan para la Afirmación de la Democracia en América: ‘Poner las Constituciones de las Américas sobre la Mesa de un Congreso o Conferencia de Estados de nuestro Hemisferio’, confrontar los preceptos que garantizan los derechos humanos y cívicos. Conformar con ellos un Tratado Interamericano que obligue a todos los signatarios a respetar y a hacer respetar aquellos derechos y a considerar su quebrantamiento como un acto de agresión contra la democracia a la cual todos los Estados Americanos se hallan solidariamente comprometidos a defender.”

NUEVO ESTADO ANTIMPERIALISTA

El Maestro y Estadista, complementa su plan: “Centrar un sistema político en torno al hombre exige consagrar especial importancia a la preparación del hombre. Nuestra Constitución debe atribuir a la enseñanza una jerarquía dominante y superior. En nuestro contexto nacional, la gratuidad de la enseñanza, en todos los grados es una conquista que debemos rescatar. Para el joven estudiante, no debe existir más límite en sus aspiraciones, que el marcado por su capacidad. Y erradicar un analfabetismo que nos avergüenza, debe colocarse entre las primeras obligaciones de un nuevo Estado antimperialista.”

Aspectos a destacar, reconocer en Haya de la Torre, al verdadero y primer luchador por los derechos humanos en el Perú e Indoamérica; por las libertades de: conciencia, expresión y económica (rechazo a todo tipo de explotación del hombre); su invocación de acabar con el analfabetismo (con ello cumplió el Presidente Alan García en su segundo mandato, mediante el Programa Nacional de Movilización por la Alfabetización – PRONAMA); en institucionalizar la “gratuidad de la enseñanza” (la practicó con la Universidad Popular “González Prada”). Es antimperialismo hayista, educar y erradicar todo tipo de analfabetismos: funcional e informático y cívico.

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