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Con guitarra y sin Cerrón

Al fin y al cabo, como reza el dicho, “una cosa es con guitarra y otra sin cajón” y si lo extendemos al gobierno de Castillo es preferible que baile con guitarra, pero sin Cerrón.

POR: JULIO FAILOC RIVAS    

Luego del distanciamiento y la posterior ruptura del presidente Pedro Castillo con Vladimir Cerrón, hay varias preguntas que se abren y que intentaremos responder. ¿Realmente es un adiós de Cerrón? ¿Castillo se queda sin el respaldo Perú Libre en el Congreso? ¿El nuevo gabinete logrará acabar con la conflictividad entre el Ejecutivo y el Legislativo?

Desde hace algún tiempo ya –en esta columna– habíamos advertido de las pugnas y de la sobrevaloración del poder que los medios de comunicación y los poderes fácticos le otorgaban a Cerrón con la finalidad de desprestigiar al presidente Castillo y hacer ver su gobierno como débil. Con ello querían hacernos creer que Cerrón había desplazado del poder a Castillo y que estábamos próximos a convertir al Perú en Venezuela bajo el ideario marxista-leninista- mariateguista de Perú Libre (PL).

Cerrón aprovechando el silencio de Castillo, así como la cuota de poder de PL en el Gabinete Bellido, como correspondía, además de la campaña de la Derecha Bruta y Achorada, dejó que la mayoría de peruanos –a través de Twitter– nos tragáramos el cuento que él tenía el poder controlado. La gota que derramó el vaso, según la información recibida, fueron las mandadas solitarias de Bellido (incluso sin la autorización de Cerrón) en contra de las declaraciones del presidente de la República, y las tensiones generadas con el Congreso bajo la amenaza reiterada de aplicarles “la cuestión de confianza”. Al parecer Bellido sospechaba que iba a ser desaforado por Castillo y que prefería mil veces –aprovechando la posible censura de Maraví—que sea el Congreso quien lo botara, no sin antes dejarlos en vilo de la disolución.

Con el cambio de gabinete, sin la cuota de poder de PL, Pedro Castillo ha puesto en evidencia el poder real que tiene Cerrón en el gobierno, y que nunca ha pasado a ser más que el de un aliado que le prestó el partido para que éste sea el presidente. Los gritos desaforados de su hermano Waldemar no son más que la manifestación de lo sucedido, a lo cual ellos han llamado “traición”.

No creemos que sea un adiós de Cerrón, pero estamos convencidos de que el pronunciamiento de Perú Libre tiene la intencionalidad de poner el parche antes de que el chupo reviente. Es decir, quieren dejar constancia que no le darán la cuestión de confianza al Gabinete “caviar” de Mirtha Vásquez, porque no garantizan los cambios “revolucionarios” que ellos han propuesto, entre los cuales se encuentra el cambio de la constitución, como si ésta dependiera del ejecutivo.    Por su lado Cerrón seguirá teniendo peso mediático hasta que los poderes fácticos y los medios de comunicación dejen de ser su caja de resonancia.

Que Castillo haya dado un paso decisivo para tomar distancia de Cerrón, tiene que ver con un cambio en la correlación de fuerzas a su favor al interior de la bancada de PL, pero además es consciente de que el Congreso no tiene la intensión de vacarlo, porque no solo no tiene los 87 votos, sino que también nadie quiere inmolarse e irse a su casa, sin curul, sin paga de casi cinco años y sin posibilidades de reelegirse. En esa lógica también entran los de PL, quienes luego de la pataleta que hicieron los “cerronistas” la noche en la que se enteraron que habían sido purgados, han vuelto al redil. Y es que, a PL, en su estrategia de acumulación política de cara a las elecciones municipales y regionales de 2022, no le conviene una bancada fraccionada y menos presentarse como oposición al gobierno de Pedro Castillo. No por ahora.

El gabinete Vázquez en términos de imagen y de liderazgo es mucho mejor que el anterior, además de darle cierto respiro al presidente Castillo; sin embargo, no garantiza de ninguna manera la eliminación de la conflictividad entre el Ejecutivo y el Legislativo, solo la reduce por lo menos durante un tiempo.

Por su lado, la derecha radical continuará con su plan siniestro de demolición contra Castillo porque a ellos no le interesa tirarse abajo el gabinete Vásquez, sino al gobierno de izquierda e instaurar uno que responsa a sus intereses, mientras que la izquierda de Perú Libre seguirá alimentándola y usándola para reclamarle al presidente su cuota de poder en el gobierno, bajo la amenaza de dejarlo a merced de sus enemigos para que lo vaquen.

Al fin y al cabo, como reza el dicho, “una cosa es con guitarra y otra sin cajón” y si lo extendemos al gobierno de Castillo es preferible que baile con guitarra, pero sin Cerrón.

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