POR MAG. JAIME CARPIO BANDA
Los datos del INEI indican que, en general, el acceso a computadoras en los hogares de Moquegua ha sido bajo, comenzando en un 41% en 2013 e incrementándose al 49.4% en 2023. Esto representa un aumento de 8.4 puntos porcentuales en una década, lo cual es un crecimiento relativamente bajo, considerando que el estándar de acceso a computadoras en los hogares debería ser, al menos, del 90%.
Durante siete años (2013-2020), el porcentaje de hogares con computadoras fluctuó entre el 37% y el 40%, con pocos cambios significativos. Este periodo muestra una falta de políticas o programas eficaces para impulsar el acceso a la tecnología en la región.
A partir de 2021, se observa una mejora significativa, con un aumento al 47.2%, influenciado por la pandemia de COVID-19, que impulsó una mayor necesidad de acceso a herramientas digitales para la educación y el teletrabajo. Sin embargo, el progreso ha sido insuficiente para acercarse al estándar esperado. La región no cuenta con profesionales capacitados que den la importancia necesaria a la tecnología, y tampoco existe un estado regional promotor de las TIC, lo que es fundamental para que los niños puedan ser competitivos en un entorno donde el estándar es del 90%.
La diferencia entre el estándar ideal del 90% y el nivel real en Moquegua (49.4%) destaca una brecha significativa del 50.6%. Esta brecha refleja desigualdades en el acceso a las tecnologías de la información y comunicación (TIC), lo que está relacionado con factores como la situación económica, la infraestructura tecnológica deficiente y la falta de programas gubernamentales efectivos para cerrar esta brecha digital.
El bajo nivel de computadoras en los hogares de Moquegua es preocupante, ya que el acceso a la tecnología es crucial en un mundo cada vez más digitalizado. El hecho de que más de la mitad de los hogares no cuenten con una computadora limita las oportunidades de educación, empleo y participación en la economía digital. Este problema afecta particularmente a los estudiantes, quienes dependen de las TIC para aprender. Además, el bajo acceso a computadoras refleja desigualdades sociales y económicas que dificultan el desarrollo equitativo en la región.
