POR: FERNANDO VALDIVIA CORREA
El pasado miércoles se llevó a cabo la autodenominada “tercera toma de Lima”. Semanas atrás, el anuncio de estas manifestaciones arribando a nuestra capital desde distintas partes del país causó cierta preocupación en el Ejecutivo; sin embargo, pasado los días la calma fue retomando, y lo que era previsible ocurrió: No hubo toma de la ciudad, y menos saqueos, robos, y actos vandálicos. De esto último, una que otra concentración violentista controlada rápidamente por la Policía Nacional. Sin embargo, más allá del comentado resultado queda la interrogante ¿Por qué fracasó esta supuesta multitudinaria marcha? Cierto, no interesa. Pero, teniendo en cuenta que hay veladas amenazas de más movilizaciones en estos días, ensayemos algunas respuestas.
En primer lugar, los actores convocantes y jamás participantes. Los mismos de siempre, azuzan, insultan, y cuando se les requiere en el “Día D” simplemente brillan por su ausencia. Por ejemplo, Susana Baca declaró recientemente que la señora Dina Boluarte «representa el oprobio, lo indigno, la tiranía». Claro, lo dice la que fue ministra viajera que dejó abandonado el despacho de Cultura para atender asuntos personales; razón por la que al poco tiempo el entonces presidente Ollanta Humala la defenestró del cargo. Excelente artista, pero ineficaz gestora pública. Dos, los mismos participantes, distintas expectativas, mayores desilusiones.
Hay que reconocer que un sector de la población tiene insatisfacción e indignación no solo hacia el gobierno y Parlamento, sino además a la clase política, medios de comunicación, etc. En resumen, a TODOS. Esto es corroborado por Latinobarómetro que dio como resultado que estamos en el último lugar de conformidad con el régimen político al tener 8% en América Latina (Infobae, 21JUL2023). No obstante, y coincidiendo con el periodista Aldo Mariátegui “…… la gente está pensando más en cómo sobrevivir que en la política, además que ya a la mala entendieron que con las revueltas pasadas lo único que consiguieron fue empeorar más su ya delicada situación económica”. Y fue así cuando algunos de los pocos asistentes aducían que su reclamo era por la liberación del golpista Pedro Castillo, otros por el cambio de la Carta Política.
A ese ritmo no extrañaría que un pedido adicional hubiera sido el llamado de Cueva a la selección peruana. Tercero, un mejor posicionamiento de la mandataria en los asuntos cotidianos. En reciente alocución, la Jefa de Estado expresó “Extiendo mi invitación al diálogo, a veces de esas diferencias salen grandes ideas y positivas y eso hay que aplaudir, así que hermanos que salieron ayer a manifestarse, pongamos una agenda social y conversemos…”. Días previo promulgó la Ley de creación y registro de la “Marca Puno” como estrategia de desarrollo para distinguir los productos y servicios de la zona. Positivo, máxime si el año pasado dicha región no ejecutó (gastó) el 30% de su presupuesto; es decir, 180 millones de soles.
Está claro que el gobierno sale fortalecido de cara al próximo 28 de julio y probablemente en lo que reste del periodo constitucional. Es pues, momento de parar estas protestas pensando no solo individualmente, sino en nuestra patria.