¿Alguien sabe cuál es la causa real del suicidio?

POR: ALEJANDRO FLORES COHAILA

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  1. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, cerca 800 000 personas se suicidan cada año. Se constituye el suicidio como la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años.
  2. Su nombre era Andrés Ortega y tenía 68 años cuando saltó. Era un jueves por la tarde. Su cuerpo agotado subió la pendiente hasta la cima, donde se sentó a contemplar algo con la mirada baja. Desde el otro cerro, un grupo de jóvenes exigió a gritos que se quedara quieto. Uno de ellos grabó todo desde su celular. El hombre respiró. Había algo insoportablemente triste en su postura, en su manera de sentarse. Por detrás de él, tres policías apresuraban el paso. ¡Apúrense!, les gritaron. Nada se pudo hacer.
  3. El suicidio no es siempre el acto final de la depresión. No nos consta qué razones tendría. Quienes lo conocían indicaron que era conductor y chocó su vehículo, que era su único sustento económico. Le pertenecía a un policía, y a causa del incidente le quitó su brevete hasta que pudiera reparar el daño.
  4. ¿Cómo vivir tras tantos fines del mundo? ¿Es el suicidio un acto de lucidez o de locura? De entre tanto, ¿qué es lo que hay que salvar para salvarse? Lo cierto es que hemos nacido y que el mundo se representa a través de nosotros. “Desde” que estamos en el mundo; ¿desde cuándo ese “desde” se tiñe de un significado tan espantoso que se torna insoportable?
  5. No creo que haya una respuesta precisa. Es distinto para todos. Una cita de Emil Cioran viene bien: “Sin la facultad de olvidar, nuestro pasado tendría un peso tal sobre nuestro presente, que no soportaríamos abordar un solo instante más, y mucho menos entrar en él. La vida sola le resulta soportable a los caracteres triviales, a aquellos que, precisamente, no recuerdan.” Es verdad que de cierto tipo de vigilias se constituye contemplar la existencia, pero, incluso si de hacerlo se encuentra un lugar reconfortante para el alma, la respuesta a la siguiente jornada y como todas es la misma: avanzar. O como decía algún entrañable personaje de mi infancia: “no te lo preguntes, avanza nomás”.
  6. Entonces, ¿qué de no haber existido? La condición antes de la conciencia, privada del todo, inimaginable. La muerte no tiene un dominio propio porque no es nada independientemente de la vida; una situación análoga con el sueño. Pero a nadie le preguntan qué o cuánto sufrimiento puede o desea soportar. La decisión de sufrir o no está al alcance de todos. Vivir con estas dos ideas constituye avanzar.
  7. No siempre la depresión se manifiesta con los síntomas tradicionales (tristeza, frustración, insomnio, ansiedad, inquietud…) o a veces se reprimen, por lo que promover el tratamiento y des estigmatizarlo por completo, especialmente en los más jóvenes, es una urgencia.
  8. “Dios existe, pero a veces duerme.”

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