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Ad portas de tu aniversario, nuestra Moquegua

481 aniversario, cuántos acontecimientos han transcurrido bajo el puente de su historia, cuanta nostalgia del ayer despierta ese acelerado tránsito de lo cotidiano, cuanto orgullo motiva su valía de tierra indómita, cuanta alegría despiertan sus relucientes calles estrechas y sus singulares mojinetes, cuanta vitalidad nos trasmite la frescura y el verdor de tu valle.

POR: VICENTE ANTONIO ZEBALLOS SALINAS    

No era una referencia en los análisis, los estudios, el debate político y particularmente muchos peruanos la relegaban, no tomaban conciencia de su existencia; diminuta población, reducido ámbito geográfico, escaso aporte a las finanzas nacionales, una economía de subsistencia, sobre dependencia del gasto público y con limitadísima presencia nacional.

En nuestra historia republicana, destaca el significativo aporte al erario nacional, desde la reluciente producción vitivinícola, con un inesperado repliegue, en dimensión e impacto, sin comprometer las peculiaridades y agradables gustos de su variada producción agrícola. Sobrevino el boom de la actividad minera, hace medio siglo, que reanimó la economía local, implicando una fuerte corriente migratoria y una diversificación económica, especialmente en servicios, aunque distrayéndose de la oportunidad de priorizar proyectos estratégicos.

Con inusual expectativa, llegó una macro inversión impulsada por el gobierno nacional, que asumía como proyecto estratégico y determinante para la mejora de la producción y ampliación de la frontera agrícola, con suficientes recursos, propuesta técnica atrevida y fuente oportuna de mano de obra, el emblemático proyecto pasto grande, inmerso hasta hoy, en la incertidumbre de no saber cuándo ha de concretarse definitivamente.

Gradualmente, fue tomando madurez el proyecto minero Quellaveco, al margen de otros que vienen procesando su aprobación, una de las mayores inversiones mineras nacionales, en la fase que viene cerrando significó un vuelco radical en la economía local y especialmente sus impactos positivos en su crecimiento y sostenibilidad social; implicó una importante demanda de mano de obra local, emprendimiento empresarial, múltiples servicios y especialmente la generación de comercios específicos.

En este contexto, sería injusto no citar la creación no de una sino de dos Universidades, que más allá de su realidad presente, constituyeron un trascendente aporte por la competencia y aptitud formativa de jóvenes profesionales que se incorporan a la demanda del mercado laboral, pero, sobre todo, la oportunidad de brindar desde la academia una visión diferente, reflexiva del diagnóstico y las respuestas a la compleja y variada problemática, que permite un apuntalamiento técnico del desarrollo.

Un giro en nuestra evolución y expectante presente y futuro, se da por las leyes de canon y regalías mineras, que permiten a nuestra ciudad, contar con importantes recursos económicos para sus distintos proyectos de inversión, que nos abren las puertas de colocarnos a la par que las grandes ciudades y los gravitantes polos de desarrollo. Recursos que significan un importante sacudón en la propia concepción de desarrollo y crecimiento de la ciudad, acostumbrados a una economía dependiente de la buena voluntad centralista dimos un salto gravitante a la autonomía de una renqueante descentralización; fundamental convocar liderazgo y voluntad política, participación ciudadana en la necesaria legitimación de las decisiones e ineludiblemente planificación y optimización de las inversiones.

La respuesta, fue engañosa, las importantes y abultadas transferencias de canon y regalías, no abordaron los necesarios proyectos estratégicos para darle sostenibilidad económica a nuestra ciudad, también es cierto que se atendieron necesidades básicas insatisfechas, y hubo confusión en la toma de decisiones, absorbidas por cierto afán populista, que deja abierta la puerta para la fuga de la oportunidad, tan determinante en la gestión pública.

Se suman pronto frescos y adicionales recursos por la actividad minera, Quellaveco con nombre propio, que entregaran a sus autoridades la oportunidad de impregnar orden, planificación, optimización y certeza en el futuro, a través de las decisiones que deben dictar. Esta última empresa generó en su etapa de construcción importantes puestos de trabajo –tanto directos como indirectos-, indistintas empresas proveedoras y de servicio, una inmejorable dinámica económica, y cerrándose este ciclo se manifiesta una contracción; cuán importante y significativo resulta, que se redireccionen a las nuevas y renovadas exigencias, que esta misma actividad generaran ya en otro período, que no propicie descalabro alguno en ese incipiente sector empresarial, que surgió en paralelo a la actividad principal.

Es innegable que nuestra sostenibilidad económica en gran parte es dependiente de la minería, por ambos frentes, los recursos vía impuesto a la renta para convertirse en canon y la dinámica económica que impulsa su operatividad; pero también, estas mismas, deben alentarnos a proyectar y concretar actividades económicas diferentes, renovables que nos generen confianza y seguridades en el futuro.

No podemos renunciar a nuestras vocaciones productivas, la agricultura especializada y a gran escala, su industrialización y exportación, debemos retirarla del estante de lo “posible” para convertirla en la prioridad de las inversiones; de un tiempo a esta parte, el sector turístico asumió un estratégico rol, de la seductora culinaria a la recuperada calidad vitivinícola, ambas con un expresivo reconocimiento no sólo nacional, se consolidan sus rutas turísticas acompañadas de creativas iniciativas que nos permiten compartir la riqueza de su historia, la belleza y singularidad de sus espacios naturales, su acogedor y atractivo clima y la calidez de sus ciudadanos.

Se deben retomar aquellos instrumentos, que parecieran de excluyentes gabinetes, como son las planes estratégicos de desarrollo, que necesariamente implican y validan la participación ciudadana, en un renovado enfoque democrático, una visión de desarrollo compartida no solo es legitimidad sino compromiso con un futuro que nos convoca a todos los ciudadanos; ya no ayudan las propuestas cortoplacistas, pudiera ser que cumplió su etapa, las circunstancias presentes exigen identificar, priorizar, optimizar proyectos que redunden en dar a nuestra ciudad sostenibilidad. Es el reto, es la tarea.

Tuve el honor de ser su alcalde provincial, aún con limitados recursos y al margen de las obras de impacto que generamos, estábamos advertidos de los recursos que vendrían más adelante por las exigencias y tendencias de los mercados internacionales, y nos abocamos con interés en planificar el futuro generando distintos instrumentos de desarrollo, lo que obviamente se dejó en los descuidados archivos sin asumirlos la mezquindad política. En nuestro rol ciudadano, como ayer como siempre, tenemos los anhelos y expectativas de una ciudad próspera, sólida, segura, sostenible que también la auguramos para nuestros hijos y nietos, por ello no renunciamos a la osadía de soñar, de creer, porque en ese atributo tan humanos de la disposición y compromiso, siempre estaremos entregados a la noble causa de su engrandecimiento.

481 aniversario, cuántos acontecimientos han transcurrido bajo el puente de su historia, cuanta nostalgia del ayer despierta ese acelerado tránsito de lo cotidiano, cuanto orgullo motiva su valía de tierra indómita, cuanta alegría despiertan sus relucientes calles estrechas y sus singulares mojinetes, cuanta vitalidad nos trasmite la frescura y el verdor de tu valle. Gratitud, afecto y compromiso eterno para nuestra querida Moquegua.

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