Australia está estudiando medidas para que los migrantes vivan durante varios años en zonas rurales y de esa manera contribuyan a aliviar la congestión en las grandes ciudades, anunciaron las autoridades este martes.
La isla continente está poco poblada, pero la tasa de crecimiento anual de su población de 25 millones es de 1.6%, una de las más altas de la OCDE.
Sídney, Melbourne y el sureste de Queensland se encuentran entre las áreas urbanas de más rápido crecimiento del mundo, impulsado por una fuerte inmigración, dijo Alan Tudge, ministro de Infraestructura Urbana y Demografía.
La presión sobre la infraestructura en las ciudades del este de Australia le costó a la economía 15,000 millones de dólares australianos (9,200 millones de euros, unos 10,550 millones de dólares) el año pasado. Si no se hace nada costará 40,000 millones de dólares australianos para 2030, agregó el Centro de Investigación Menzies, una firma de estudios conservadores de Melbourne.
Esto «representa un serio desafío» para las familias y para la economía de la nación, dijo.
No dio detalles sobre cómo los migrantes podrían verse obligados a vivir en estas áreas.
Al mismo tiempo, se están considerando medidas para financiar grandes proyectos de infraestructuras en las principales ciudades y en otros lugares, así como la descentralización de los servicios públicos.
Opositores a estas propuestas, como el ex jefe de la Fuerza Fronteriza Australiana, Roman Quaedvlieg, explicaron la dificultad de aplicar las medidas.
«Los migrantes irán donde haya oportunidades y servicios en las ciudades», dijo en Twitter. «No es posible hacer cumplir estas reglas sin recursos gigantescos, tanto para identificar los incumplimientos como para castigarlos».
Hasta la llegada de los colonos europeos a fines del siglo XVIII, Australia estaba habitada por aborígenes y nativos del estrecho de Torres. Desde entonces, migrantes de todo el mundo se han establecido allí. Casi la mitad de los australianos son nacidos en el extranjero o tienen uno o ambos padres nacidos en el exterior. AFP