POR: MG. JAIME CARPIO BANDA
Retornábamos de una actividad de trabajo, eran las 11:45 minutos, y en el malecón ribereño, a unos 50 metros del Poder Judicial, se escuchaban palabras soeces por parte de los asistentes a esos lugares de dudosa reputación. Los taxistas habían paralizado la circulación, y no había policías.
La pregunta es: ¿Qué está ocurriendo con la comuna provincial que otorga licencias sin verificar que a 50 metros está el Poder Judicial y que todos los días hay personas que se amanecen en esos lugares? ¿Y en ese ambiente que se genera deben asistir los agraviados, las víctimas al Poder Judicial?
Casos similares en otras regiones han mostrado que la falta de control y regulación adecuada en la instalación de locales de entretenimiento nocturno puede llevar a un incremento de la delincuencia y a la degradación de la calidad de vida en la zona. Por ejemplo, en algunas ciudades se ha observado un aumento en la incidencia de delitos como robos, peleas y disturbios cuando hay una alta concentración de bares o clubes nocturnos.
Las consecuencias de no manejar adecuadamente estos establecimientos incluyen no solo la inseguridad, sino también la posible disminución del valor de las propiedades en la zona, el desplazamiento de residentes y negocios legítimos, y un deterioro general en la percepción de la seguridad en la comunidad.
Es crucial que las autoridades locales adopten un enfoque proactivo y colaborativo para gestionar la presencia de night clubs, asegurando que contribuyan positivamente a la economía local sin comprometer la seguridad y calidad de vida de los ciudadanos.
La concentración de locales nocturnos, como los night clubs, puede ser motivo de preocupación, especialmente si se asocia con un aumento de actividades ilícitas o de inseguridad. La autorización de estos establecimientos por parte del gobierno local debe equilibrar el desarrollo económico y la libertad de comercio con la seguridad y el bienestar público.