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22 noviembre, 2024 3:20 am

El lagarto y el ratoncito

Cuando Lagartincho estuvo como segundo en el gran charco, ocupó el cargo de jefe de los “traslados” en el charco. El ratoncito fue nombrado jefe de las “casitas” y el conejito fue nombrado jefe de los “campos de cultivo”.

POR: KAREM ROCA LUQUE     

Esta es la familia del gran lagarto. Nombres: Lagartecho, el hermano mayor. Lagartario, el segundo de los hermanos, el más vago, cobarde y gordo. Lagartincho: el gran lagarto, el mentiroso, el tramposo, el traidor, jefe del charquito y luego jefe del gran charco. Yotija, la hermana menor, la más pipirisnais, que no se junta con la chusma y Maritija, la esposa de Lagartincho, insoportable, antipática y maleducada, pero soportaba cualquier cosa, por interés.

Cuentos hay sobre todos estos personajes, pero hoy nos toca la historia de un ratoncito.

Había un ratoncito muy trabajador que no era del charquito, pero que llamó la atención de Lagartincho cuando este era jefe del charquito, y lo nombró como su segundo al poder, todo iba bien, hasta que Lagartincho hizo que, en el último tramo de su periodo de poder, el ratoncito, asumiera la responsabilidad de varias cosas que luego le traerían graves problemas con la justicia, pero el ratoncito fiel, aceptó. ¿Con qué argumentos lo convenció? Nadie lo sabe.

Hubo elecciones en el gran charco y Lagartincho quería participar como sea, y cuando se le presentó la oportunidad no la desaprovechó, le pidió ayuda a un antiguo “amigo” suyo muy cercano, que era un conejito del campo, este conocía y era amigo de uno de los principales candidatos, un búho viejito y bonachón, así que el conejito de campo le presentó al búho viejito. Lagartincho hizo su mejor presentación de teatro ante el viejito y fue aceptado como segundo en la lista.

Fue una larga contienda, en la que Lagartincho aceptaba cualquier compromiso, todo con tal de obtener los votos necesarios para llegar al poder, allí conoció un gorrioncito de la farándula, que se convirtió en su asesor de cabecera, este le componía y cantaba canciones. El Lagartincho le prometió que iba a ser el jefe de los artistas, nunca cumplió, más bien lo negó.

Finalmente, su lista ganó y todo fue felicidad en ese momento, era el primer paso para llegar al poder absoluto, ahora solo había que eliminar al viejito, pan comido para un experto traidor como el lagarto.

Cuando Lagartincho estuvo como segundo en el gran charco, ocupó el cargo de jefe de los “traslados” en el charco. El ratoncito fue nombrado jefe de las “casitas” y el conejito fue nombrado jefe de los “campos de cultivo”.

Lagartincho tenía una importante cuota de poder, pero su ambición no tenía límites, así que empezó una etapa de confabulaciones y pronto el lagarto traicionaría a su jefe y luego él ocuparía su cargo, ahora él sería el nuevo jefe del gran charco. Entonces el ratoncito pasó a ser jefe de los “traslados”, pero ya no fue el segundo como en el charquito, porque Lagartincho, tenía otros planes, la segunda iba a ser una sapo gorda y de escasos modales, que había sido una trampa suya cuando era jefe del charquito, su esposa Maritija, lo sabía y se opuso, pero él se las ingenió para salirse con la suya.

Un día llegó al gran charco una antigua trampa (otra) de cuando era jefe del charquito, y le ordenó al ratoncito que le diera trabajo. La esposa Maritija se enteró y amenazó al ratoncito para que no le diera trabajo, pero el ratoncito muy asustado cumplió las órdenes y le dio trabajo a la trampa.

Pasó el tiempo y las responsabilidades que asumió el ratoncito en el charquito, por culpa de su jefe le ocasionaron problemas. Fiel a su “estilo” Lagartincho, sin importar que estas complicaciones legales del ratoncito fueran por su culpa, decidió sacarlo de su cargo, pero justo cuando hablaron, el ratoncito le contó que el problema se había solucionado. Entonces el gran lagarto le dijo que no había problema, que siga en el cargo.

El ratoncito contento, trasladó a su familia al gran charco, pero lo que no se esperaba era que casi inmediatamente y sin previo aviso, el lagarto traidor, lo retiró del cargo, sin explicación alguna, dejando al fiel ratoncito en una situación muy incómoda y calamitosa.  Para el Lagartincho simplemente el devoto ratoncito ya no le era útil y no quería verse mal.

Tiempo después, los miembros del gran consejo de autoridades que participaban en el reinado del charco quisieron sacar del poder a Lagartincho.

Primero ocurrió que Lagartincho negó haber ordenado que contraten al gorrioncito a través de la sapo que era la segunda al cargo (su trampa), el gran consejo no pudo hacer nada en esa oportunidad.

Pero hubo una segunda vez, ahora el conejito, que lo conocía muy bien, había declarado que el lagarto era corrupto, la cosa estaba muy fea para Lagartincho, pero no podían sacarlo del cargo, porque este contaba con el apoyo comprado de un poderoso que tenía lodo como cancha, pero ocurrió lo que tenía que ocurrir, este poderoso protector lo traicionó y le quitó su apoyo, esto ocasionó que lo botaran del gran cargo y entonces el lagarto traidor se quedó sin poder alguno, le pasó lo mismo que le pasó a tantos otros que habían confiado en él.

La vida da vueltas y en el camino le vendieron barro al rey del lodo.

Esta es una historia llevada a la ficción, pero en realidad los que trabajamos al lado del Lagartincho, lo sabemos perfectamente. Aquellos que el sapito gordo nos alejó; ella quería todo el dominio total y absoluto del Lagartincho, y prácticamente lo logró.

Y colorín colorado este cuento se ha terminado.

Nos vemos la próxima semana amables lectores.

Análisis & Opinión