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22 noviembre, 2024 9:08 am

El show de Dina Boluarte y la derecha

La tregua y la unidad nacional ofrecida por la ya presidenta, Dina Boluarte, no garantiza ningún cambio de fondo.

POR: LIC. CELSO VERA SUÁREZ   

Pedro Castillo terminó de la manera más inesperada: el suicidio. Pero, no al estilo trágico de Alan García, jugando al tiro al blanco, sino convocando torpemente a un autogolpe y sucumbiendo a las artimañas de una derecha congresal con la complicidad de su dama de compañía

Dina Boluarte se puso el fajín presidencial, que ya lo había confeccionado de antemano, en medio de la algarabía y vítores de la mesa que más aplaude; y, entrando al corro, se puso a bailar dando rienda suelta a las aspiraciones de insignificante dama provinciana que anhelaba, subrepticiamente, desde el primer momento que un descuidado Vladimir Cerrón la incluyera en la plancha presidencial de Perú libre, ungirse como primera dama; y que, una vez elegida vicepresidenta, colgada del brazo de Castillo, comenzara a realizar sus cálculos para ocupar el sillón presidencial.

Renunció, oportunistamente, al ideario de Perú Libre para adoptar una pose más centrista y digerible para las intentonas de la derecha congresal, como diciéndoles: “Miren aquí, yo soy la que Uds. están buscando”. Y lo consiguió. Enterró la lealtad jurada a Pedro Castillo en Juliaca: “Si vacan a Pedro Castillo, yo me voy con él”. El beso de Judas. Fallado el autogolpe, comenzó el show para beneplácito de la CONFIEP, los Cuellos Blancos, el Club de la Construcción, la prensa mediatizada. Pero, también, se ganó el rechazo y la indignación popular que ya empieza a manifestarse en las calles. ¿Qué vendrá después?

La victoria de la derecha parapetada en un congreso con un 90 % de desaprobación, es transitoria, fruto de los errores de Pedro Castillo, del olvido de sus promesas electorales, y aplicar, desde el inicio, el piloto automático de la economía neoliberal.

La tregua y la unidad nacional ofrecida por la ya presidenta, Dina Boluarte, no garantiza ningún cambio de fondo. Será un gobierno débil, prisionero de las presiones de la derecha y, de repente, hasta de acatar el llamado de los voceros más recalcitrantes de la derecha: “Metan bala a los reclamantes” (Fernando Rospigliosi).

LA RAÍZ DEL PROBLEMA

La crisis política es el resultado de la crisis de un modelo de economía, de Estado, de organización social y antivalores propalados por el Neoliberalismo y la Constitución de 1993; de una cercenada democracia de promesas incumplidas, de exclusión social.

LA SALIDA

La única salida en la actual coyuntura política, antes que la indignación popular pase a mayores, es el adelanto de elecciones y la convocatoria a una Asamblea Constituyente por presión popular.

Ha terminado el gobierno de Pedro Castillo y debe terminar, también, un congreso incapaz y corrupto. El pueblo votó por el cambio, no por el continuismo neoliberal.

Análisis & Opinión