POR: POST. DR. PHD. JAVIER PEDRO FLORES AROCUTIPA
¿Qué pasa con la educación en Moquegua?, existe una crisis de la formación en Educación Básica Regular (EBR) en esta región. Veamos.
EL PROBLEMA
En el Perú, el atraso y la desigualdad en los logros educativos han sido un problema importante desde antes de la pandemia. Los resultados de la prueba del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (Pisa) del 2018 demuestra que el Perú se ubica en el tercio inferior del mundo en resultados de aprendizaje de los discentes.
Se demuestra que los niños que tienen familiares con mejores ingresos tienen resultados de aprendizajes más altos mientras que los niños de familias pobres los resultados son preocupantes. Demuestra que para lograr calidad académica hay que tener dinero. Esa es la realidad injusta en los países subdesarrollados.
En pandemia, las familias con mejores ingresos contaban con una computadora en 49% de sus hogares. En familias pobres solo el 7% de los hogares contaba con una computadora.
Para que Ud. compare, en América Latina el porcentaje de familias que contaba con una computadora al inicio de la pandemia era 60%, mientras que en los niveles socio económicos más bajos era 30%. Entonces se puede imaginar en que país vive, donde el estado con sus expresidentes ha hecho muy poco por la educación en el Perú.
LAS MENTIRAS DEL SERVICIO (%) DE INTERNET
Es sabido que el Perú tiene limitaciones en cuanto a la cobertura de acceso y uso de Internet: pese a que el ministro y los directores regionales mencionaban que si había cobertura al 90% de los hogares (mentían) el Banco Mundial estimó que, en el 2019, solo el 60% de peruanos contaban con acceso a este servicio. Según la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), en el 2019 el acceso fue distinto según ámbitos: en Lima Metropolitana era 60%, en resto urbano 41%, y en zonas rurales 5%. ¿Qué dirán los directores regionales de esta realidad? ¿seguirán ocultándola?
No solo los alumnos padecen esta realidad, también los docentes. En época de pandemia el 50% de docentes reportó como muy difícil brindar soporte a sus alumnos para ayudarlos a afrontar problemas socioemocionales y para motivarlos a mejorar en sus aprendizajes.
POCA CAPACITACIÓN EN TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN
Según la Encuesta Nacional a Docentes (ENDO) del 2018, el 72% de docentes de escuelas públicas reportaron no haber tenido capacitación en tecnologías de la información y comunicaciones— no han permitido que los maestros tengan las condiciones adecuadas para brindar el servicio educativo a distancia. Y al 2021 solo el 34.9%, quiere decir que el 65.1% no ha recibido capacitación en TICS. (ENDO 2021)
APRENDIZAJE: MENOS DE LO ESPERADO
Existe evidencia del impacto negativo del cierre de los colegios en los aprendizajes de los alumnos. En Brasil, se estima que los estudiantes solo aprendieron un 28% de lo que hubieran aprendido en clases presenciales (Lichand et al., 2021). Asimismo, Donnelly y Patrinos (2021) encontraron que, para países de Europa y de Norte América, el cierre de escuelas redujo los aprendizajes en matemática y lenguaje, e incrementó la desigualdad educativa. En el estudio de Kuhfeld y otros (2020) en Estados Unidos —en el que se analizó una muestra de cuatro millones de estudiantes entre 3ro de primaria y 2do de media— se encontró que los resultados positivos en matemáticas se redujeron entre 5 y 10 puntos porcentuales (Apoyo Consultoría).
LOS PADRES DE FAMILIA RECONOCEN MENOR APRENDIZAJE
En Perú según encuesta de Datum, alrededor del 45% de los padres a nivel nacional considera que el nivel de aprendizaje de sus hijos ha empeorado. Los padres de los sectores de menores recursos y de zonas rurales consideran que hubo retroceso en aprendizajes y este alcanza el 63% y 50%, respectivamente.
Otros tantos niños, adolescentes según el último reporte de la OIT y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), estiman un incremento del trabajo infantil que podría implicar que 326,000 niños hayan ingresado al mercado laboral en el Perú (Apoyo Consultoría).
¿QUÉ PASA EN MOQUEGUA?
Se debe recordar que hubo 1490 postulantes a la UNAM 2022-2 para diferentes escuelas profesionales y de ellos solo ingresaron 156. Quiere decir que por cada 10 postulante ingreso uno. (2022-2)
Se observa que de 270 vacantes que se ofertaron en la convocatoria 2022-2 en la UNAM las vacantes que fueron ocupadas suman 156 que significa el 58% y las vacantes no cubiertas representa el 42%. Solo en las escuelas de Administración y Gestión Pública y Desarrollo Social los que pretendieron ingresar a esas escuelas profesionales lo consiguieron. Allí las vacantes fueron cubiertas (30) en cada una. Pero se debe decir que en la escuela de Ingeniería Civil de 60 vacantes solo ingresaron el 73% y 27% vacantes no fueron cubiertas.
En Ingeniería de Minas de 30 vacantes solo ingresaron 12 donde 18 vacantes no fueron cubiertas, que es el 60%. En la escuela de Ing. agroindustrial de 30 vacantes ingresaron 11 y 19 vacantes no se cubrieron. Y así sucesivamente. ¿Los exámenes fueron difíciles, o los estudiantes que se presentaron a las carreras no estuvieron con el entrenamiento necesario?
Nuestra opinión es que hay debilidades en América Latina y el mundo en la formación de los últimos dos años (2020-2021) y son los adolescentes quienes están pagando la factura de gobiernos regionales y locales que conocen muy poco sobre esta realidad. Se requiere respuestas urgentes.
CONCLUSIÓN
Frente a la formación Educación Básica Regular (EBR) debilitada por la pandemia y el no ingreso a la universidad para ocupar una vacante, debe quedar sentado que la economía de mercado de las academias aparece. Este es otro costo que los padres de familia deben abonar. Lo cual encarece la formación profesional en la región para los segmentos C, D, E que frente a esta realidad sus posibilidades son mínimas.
Desde la perspectiva de largo plazo los jóvenes como capital humano que no tienen la oportunidad de darse valor agregado en ellos disminuirá la productividad futura, por lo que las pérdidas de aprendizaje de hoy tendrán repercusiones en la generación de ingresos futuros de los individuos y sus familias (Galor & Zeira, 1993; Stiglitz, 2012; Psacharopoulos et al., 2020) (Apoyo Consultoría). Y este impacto negativo es aún mayor para los hogares menos favorecidos (Stiglitz, 2012, Banco Mundial, 2016).
Se puede observar que la pandemia está pasando factura sobre todo a las familias más pobres y las llamadas autoridades regionales parecieran no conocer por lo que no tienen y no se observan respuestas al problema. El futuro de estos jóvenes es incierto-malo.