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22 noviembre, 2024 4:05 pm

Rusia – Ucrania y la guerra mediática

En estos momentos, la información sobre la guerra ruso-ucraniana es, en realidad, la guerra de Rusia contra EE.UU. y la OTAN (bajo control norteamericano).

POR: CELSO VERA SUÁREZ   

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, las principales ciudades europeas quedaron destruidas por los bombardeos de la Alemania hitleriana; y emergieron como potencias triunfantes, EE.UU. y la ex URSS, con la diferencia de que esta última pagó el mayor precio en sangre y pérdidas materiales: más de 20 millones de soviéticos pagaron con su vida la defensa de su patria; así mismo, ciudades, fábricas, industrias, hospitales y pueblos, quedaron arrasados. En cambio, en EE.UU. (continente), no cayó una sola bomba.

Al término de la guerra, EE.UU. creó y aplicó el Plan Marshall, que no era otra cosa que un programa para la recuperación europea, con injerencia directa norteamericana en todas las esferas de la reconstrucción, de la economía y, por ende, de la política. Injerencia que perdura hasta el día de hoy.

La ideologización no podía estar al margen en esta injerencia y, para ello, se valió de la influencia mediática en toda Europa y el mundo occidental. Influencia que hoy, en el conflicto Rusia-Ucrania, la podemos apreciar en todos sus niveles y modalidades. A eso vamos.

En estos momentos, la información sobre la guerra ruso-ucraniana es, en realidad, la guerra de Rusia contra EE.UU. y la OTAN (bajo control norteamericano).

Las agencias de información, EFE, ANSA, REUTERS, UPI, AFP, AP, influyen casi totalmente en el mundo occidental, incluida Latinoamérica. Éstas provienen de los oligopolios mediáticos controlados por EE.UU. y la Unión Europea e informan distorsionando, mutilando, tergiversando y falseando la noticia, y, cuyo propósito central, entre otros, es arruinar la economía rusa para desplazarla de ser parte de un multilateralismo junto a China, Irán, India y otros.

En Latinoamérica, dichas agencias noticiosas, bajo la férula de EE.UU., han hecho uso y abuso del control mediático para hacer del periodismo latinoamericano víctima de un coloniaje noticioso para injuriar, difamar y mentir sobre los líderes y gobiernos que no son de su agrado o no se someten a sus dictados. Así, casi todo lo que se lee en América Latina es papilla preparada por las grandes agencias noticiosas, papilla para que sea consumida por la ciudadanía a través de los medios de comunicación de alcance nacional de cada país y, además, por la cadena CNN norteamericana.

¿QUÉ PRETENDE HACERNOS CREER ESTA DESINFORMACIÓN INTERESADA?

Que antes de la intervención rusa en Ucrania, todo estaba en paz. Una interpretación cínica que pretende ocultar que, desde 2014, la población de origen ruso de Donestk y Lugansk, decidieron, mediante referendo popular, separarse de Ucrania, y la represión consiguiente que estos pueblos comenzaron a sufrir por parte del gobierno neonazi de Ucrania presidido, hasta la actualidad, por Zelenski. Bombas a mansalva y asesinatos, desde entonces, han costado la vida de 14 mil habitantes de estos pueblos. Muertes que nadie, en el bloque occidental, ha lamentado ni llorado. Tampoco se lamentan por las víctimas palestinas a manos del ejército israelí con apoyo norteamericano; así como tampoco se han lamentado por las víctimas de las múltiples agresiones norteamericanas en el mundo: Irak, Siria, Libia, Afganistán.

Los efectos psico-sociales anti rusos que vemos a diario en los medios de comunicación manipulados: destrucción de ciudades, bombardeo a teatros con espectadores adentro, niños llorando y huyendo, mujeres gestantes en los refugios, etc., supuestamente en Ucrania, no son otra cosa que imágenes y videos trucados buscando sensibilizar a la opinión pública para alentar una cultura ruso fóbica.

¿QUÉ HACER ANTE ESTE INTENTO DE CAPTURAR NUESTRA CAPACIDAD REFLEXIVA Y CRÍTICA?

No creer en lo primero que nos presentan los canales informativos dominantes y lo que circula en las redes sociales. Buscar información alternativa y elaborar nuestras propias conclusiones, aunque en este proceso haya que “nadar contra la corriente”, como seguramente lo estoy haciendo yo en este momento.

Análisis & Opinión