Por: Mauricio Aguirre Corvalán
Antes de fin de mes el premier Guido Bellido y su gabinete deberán ir al Congreso en busca del voto de confianza. El propio Bellido está en reuniones con las diferentes bancadas para, asumimos, explicar su plan de gobierno y lo que necesita del Legislativo, aunque hay algunos grupos políticos que ya anunciaron que no se reunirán con el jefe de gabinete si antes no cambia algunos ministros cuestionados.
El hecho de que el presidente Pedro Castillo haya decidido abrazar el radicalismo de Vladimir Cerrón ha complicado el panorama. Somos Perú y el Partido Morado ya tomaron distancia de su inicial acercamiento al oficialismo, y esa aparece como la razón de fondo para que algunas bancadas, como dijimos, prefieran evitar cualquier acercamiento con el gabinete Bellido antes de su presentación en el Congreso.
Es verdad que en sus apariciones públicas el premier Guido Bellido ha pedido que los dejen trabajar y no los crucifiquen antes de tiempo, pero también es cierto que no ha enviado señales claras de estar dispuesto a llegar a consensos que puedan implicar un nivel de desprendimiento en busca de gobernabilidad por parte del Ejecutivo. Desde la otra orilla, haría bien la oposición en enviar mensajes de estar dispuesta a por lo menos escuchar lo que Bellido tiene que decirles y no poner condiciones sólo para sentarse alrededor de una mesa. De ambos lados el diálogo parece estar más de la boca para afuera que como una disposición real a buscar puntos de encuentro dentro de una situación muy polarizada no sólo a nivel de las fuerzas políticas, sino también en las calles.
En este escenario de miradas incrédulas y enfrentamiento político el premier Guido Bellido está como pez en el agua. Ya lo demostró en un par de entrevistas donde hizo trastabillar a su entrevistador de turno. El gobierno de Pedro Castillo y Vladimir Cerrón está formado en la confrontación, agudizar las contradicciones que le dicen, y ese es el espacio al que siempre buscarán llevar a la oposición. Pisar el palito de entrada no es la mejor estrategia.
En estos primeros diez días de gobierno, está claro que el presidente Pedro Castillo escogió el escenario, marcó la cancha, puso las reglas del juego e incluso hasta ahora parece tener la capacidad de decidir cuándo empieza y termina el partido. Obviamente Guido Bellido es su jugador estrella. La oposición responde torpemente como quien se golpea una y otra vez contra la pared porque no encuentra donde está la puerta.
Aparte de decir que no se reunirán con el jefe de gabinete, ninguna fuerza de oposición ha planteado hasta ahora un escenario distinto, más allá de amenazar con interpelar ministro por ministro en busca de censuras individuales. Es cierto que ganaron el control del Congreso, pero pensar que eso es suficiente es un gran error. El expresidente Martín Vizcarra sin siquiera tener bancada logró cerrar el Legislativo.
Pero más allá de la confrontación en la que el gobierno parece sentirse a gusto, la presentación del gabinete Bellido obligará al Ejecutivo a definiciones concretas sobre las acciones que se tomarán en los diferentes sectores. Allí se conocerá el rumbo real que tomará el gobierno y cuáles serán sus políticas de corto, mediano y largo plazo. Cómo se hará para tener una mejor educación pública, cuáles serán las estrategias para mejorar el sistema de salud, para reducir la inseguridad ciudadana y para generar más empleo, sólo por citar algunos de los temas cruciales para que el Perú sea viable en los próximos años.
Hay una “guerra” política, eso es innegable, que no tiene visos de armisticio cercano, la que el gobierno buscará prolongar lo más posible, y que la oposición deberá manejar con la inteligencia suficiente para no terminar atrapada en ese escenario de confrontación que tanto disfrutan Castillo, Cerrón y Bellido.
El primer paso, sin lugar a duda será darle el voto de confianza al gabinete Bellido, así sea realmente un voto de desconfianza.