Por: Máximo Miranda Delgado

El jueves 27 de setiembre del 2018 se cumple nueve años de realizada la consulta popular que se llevó a cabo un día como hoy del 2009, en la provincia de Islay.

ROL HISTÓRICO DE LA COORDINADORA PROVINCIAL DE LUCHA CONTRA LA AGRESIÓN MINERA

La entidad que impulsó dicha consulta fue la Coordinadora Provincial de Lucha Contra la Agresión Minera que empezó a gestarse en los años 2007 y 2008 una vez que el gobierno de Alan García y la empresa minera Southern anunciaran que el proyecto Tía María-La Tapada se iba a ejecutar en el distrito de Cocachacra, provincia de Islay.

Fueron el FADDIP (Frente Amplio de Defensa y Desarrollo de la Provincia), el Frente Cívico y la CGTP Islay quienes tomaron la iniciativa luego que fracasaran varios intentos de dialogar con Southern.

La minera, ensoberbecida por el respaldo otorgado por los más altos voceros del Poder Ejecutivo empezando por el entonces presidente de la República Alan García Pérez (quien llegó a decir que “Tía María va sí o sí”), despreció no sólo a las organizaciones sociales y de base, sino a los alcaldes de Cocachacra (Juan Guillén), Deán Valdivia (Richard Ale) y de Punta de Bombón (Guillermo Mamani), y hasta al propio alcalde provincial (Miguel Román) que innumerables veces remitieron solicitudes obteniendo silencio y desprecio. Voceros de la minera dijeron que sólo conversaban con autoridades “de primer nivel” (Poder Ejecutivo) y no con los de “mando medio”.

A las primeras reuniones preparatorias asistían únicamente dirigentes sindicales, barriales o populares, posteriormente se fueron incorporando los alcaldes distritales y una enorme legión de personalidades y ciudadanos que compartían la indignación y repudio al comportamiento altanero de Southern.

El surgimiento de la Coordinadora no fue, por tanto, la sumatoria de algunos “extremistas”, “izquierdistas”, “antimineros”, “rojos” o “violentistas” como llegaron a sostener los gobiernos de turno, la minera y sus operadores rentados dentro y fuera de algunos medios de comunicación.

Al contrario se unieron fuerzas disímiles, variadas y amplias como los alcaldes del partido nacionalista (Ale y Mamani), la alcaldesa acciopopulista de Islay-Matarani (Regina Lavalle), la alcaldesa aprista de Mejía (Marta Franco de Zimmerman), el alcalde independiente de Cocachacra (Guillén), personalidades de izquierda (como Adolfo Azana Torres), independientes (como Hernán Gutiérrez), y hasta militantes del APRA (Miriam Valdivia Lazo, Juan Carreón, etc.) que era partido de gobierno. La única organización política que como tal se acreditó fue el MNI (Movimiento Nueva Izquierda) representado por Máximo Miranda Delgado y Toribio Rojas Zúñiga.

CONVOCATORIA A LA CONSULTA POPULAR

La decisión de convocar a la Consulta Popular se aprobó en concurrida asamblea general en el Sindicato de Estibadores de la calle Deán Valdivia de Mollendo en la primera semana de setiembre del 2009.

Una vez tomada la decisión fueron los Concejos Municipales Distritales los que se encargaron de organizar la consulta en sus respectivas jurisdicciones. En Islay-Matarani el Concejo Distrital designó al Comité Electoral que fue presidido por Víctor Peñaranda Guerra. En Mejía por Silvio Rojas Zúñiga. En Deán Valdivia por Julio Cornejo. En Punta de Bombón por Félix Quispe y en Cocachacra por Pepe Julio Gutiérrez Zevallos. El único Concejo Municipal que acordó no participar en la Consulta fue el de Mollendo pese a que en la respectiva sesión, regidores como Adolfo Azana batallaron duramente, al final primó el criterio que impuso el ex alcalde, Miguel Román.

A la Coordinadora Provincial no le quedó otra alternativa que asumir la responsabilidad de preparar la Consulta Popular con sus propias fuerzas y sus escasos recursos. En asamblea general del 12 de setiembre se eligió al Comité Electoral que estuvo integrado por la Prof. Lucía Bernedo de Mancilla (Presidenta), la Sra. Sara Peralta (Secretaria), la Srta. Rita Pacheco, los Sres. Víctor Huarsaya y Freddy Roque (Vocales).

La Asamblea también eligió cinco comisiones que recibieron el encargo de asegurar y garantizar la exitosa realización de la Consulta Popular en el Distrito de Mollendo.

Una gran cantidad de ciudadanos y ciudadanas también aportaron de diversa manera e índole, económicamente, con material logístico, vehículos y sus propios brazos, trasuntando entusiasmo, energía, vitalidad y decisión. El trabajo fue duro, arduo y sacrificado pues no faltaron quienes desde algunos medios de difusión desataron una feroz campaña de satanización, desinformación y declarado boicot.

REALIZACIÓN DE LA CONSULTA POPULAR

El domingo 27 de setiembre del 2009, desde tempranas horas de la mañana, se instalaron tres mesas de votación en Mollendo: en el frontis de la Parroquia San Martín, en el frontis de la Iglesia Inmaculada, y en la Plaza Bolognesi frente a la Municipalidad Provincial de Islay. Lo propio ocurrió en Islay-Matarani, en Mejía, en Deán Valdivia (donde hubo dos mesas de votación, una en La Curva y otra en El Arenal), en Punta de Bombón y en Cocachacra.

La votación fue completamente voluntaria, no hubo ninguna amenaza ni multa a quienes no asistieron. Se inició a las 8 de la mañana y terminó a las 4 de la tarde. De inmediato se procedió al escrutinio primero en cada mesa de votación y luego se consolidó a nivel de cada distrito. A las 8 de la noche se tuvo el resultado provincial. Como se conoció el resultado fue categórico, aplastante y macizo: 11 605 ciudadanos votaron por el NO, 1138 por el SÍ. Hubo 72 votos en blanco y 234 votos nulos. Redondeando cifras: el 90 % de sufragantes se pronunció en contra de la agresión minera contra la provincia de Islay.

Aunque la Consulta no fue avalada por ningún organismo electoral oficial (JNE u ONPE) sin embargo nadie puede negar que consiguió el reconocimiento de la opinión pública provincial, regional, nacional y hasta internacional; tuvo indudables méritos ya que fue la propia población organizada en la Coordinadora que cubrió los gastos que implica la realización de una consulta vecinal de amplia proyección; tampoco se puede negar que fue la primera vez que se efectuó una consulta de este tipo en una provincia de la costa (anteriormente lo hicieron en localidades de la sierra y la selva); y que significó el suceso más democrático ocurrido en la provincia de Islay, tuvo mucha mayor representatividad que los llamados “talleres” y “audiencias” organizadas por el Ministerio de Energía y Minas a los que tradicionalmente las mineras llenan con asistentes trasladados de otras localidades y en los que no se esclarece absolutamente nada.

OBSERVADORES NACIONALES Y EXTRANJEROS

La consulta popular atrajo la atención a nivel nacional e internacional de ahí que varias organizaciones e instituciones enviaron representantes que participaron en calidad de observadores, entre las más importantes estuvieron la FDTA (Federación Departamental de Trabajadores de Arequipa), la APA (Asamblea de Los Pueblos de Arequipa), la AUPA (Asociación de Urbanizaciones Populares de Arequipa), la CONACAMI (Confederación Nacional de Comunidades del Perú Afectadas por la Minería), la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI), la ONG belga Broederlijk Denle, la Asociación Civil Transparencia; también asistieron congresistas como Pedro Santos del Partido Nacionalista y veedores de la Defensoría del Pueblo de Arequipa.

A NUEVE AÑOS DE LA CONSULTA POPULAR

Han transcurrido nueve años y, aunque quienes manejan a los países alineados con el neoliberalismo, los organismos financieros internacionales, los que digitan los hilos del poder político en el país como la CONFIEP, los que controlan la mayoría de medios de difusión y, quienes transitoriamente están en el Gobierno; aunque quieran tapar el sol con un dedo, negar lo innegable y ocultar lo inocultable, ahí está la Consulta Popular realizada en una provincia lejana de la capital que le dijo NO a la soberbia, la prepotencia, la imposición, el autoritarismo, que defendió la estructura y vocación productiva basada en la agricultura, la pesquería, el turismo y los servicios, y que se enfrentó cual David contra Goliat, contra los poderes fácticos que aparentaban ser invencibles.