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Votos sin confianza

Por: Mauricio Aguirre Corvalán   

En medio de una creciente desconfianza, el gabinete Vásquez obtuvo la confianza por solo cuatro votos. La impensada votación dividida de las bancadas de Avanza País y Renovación Popular, dos de los grupos políticos más entusiastas con la vacancia presidencial, fue decisiva para superar los 64 votos que necesitaba. Podemos decir que Mirtha Vásquez y su equipo consiguieron los votos, pero no la confianza. Ahora toca iniciar el camino para obtener esa confianza, y para eso se necesitan decisiones claras y hechos concretos que demuestren que el cambio de gabinete traerá consigo un cambio de rumbo en el gobierno, sobre todo en términos de institucionalidad y capacidad de gestión. Sería grave para el país repetir la caótica inacción del gabinete Bellido.

Pero ganarse la confianza parece que no será un camino fácil. Lo que Mirtha Vásquez intenta avanzar con un discurso conciliador en busca de llegar a consensos con los grupos de oposición, se convierte rápidamente en peligrosos retrocesos por las decisiones de varios de sus ministros y del propio presidente Pedro Castillo.

Se suponía que el voto de confianza obtenido en el Congreso le daría cierto oxígeno, pero el gabinete Vásquez parece no tener tregua, y la mayoría de las veces por acciones del propio gobierno. La premier intenta hilar fino para no comprometer ninguna decisión públicamente, pero eso también juega en contra de la necesidad de generar confianza no sólo en la oposición, sino en la población en general. Está claro que la confianza se gana con hechos y definiciones, y eso es algo que hasta ahora se sigue esperando del gabinete Vásquez.

Una muestra fue la entrevista del domingo pasado con Mónica Delta en el programa Punto Final de Latina TV. Mirtha Vásquez no tuvo respuestas definitivas ante cuestionamientos concretos. Se le preguntó por el regreso a clases, la salida de las Fuerzas Armadas a patrullar las calles, el cuestionado presidente de EsSalud, los polémicos acuerdos con los transportistas, entre otros temas y en sus respuestas se limitó a decir que todo estaba en evaluación.

En ese contexto, la premier sabe que uno de sus principales retos es administrar lo mejor posible los diferentes compromisos del presidente Castillo. Por un lado, está el Fenatep que busca traerse abajo la reforma magisterial, y por otro los transportistas que deben 53 millones de soles en papeletas y cuyo objetivo es descabezar la ATU y truncar la reforma del transporte. Tampoco hay que olvidar a los cocaleros, que pese a la salida de Luis Barranzuela del Ministerio del Interior, mantienen en pie el ofrecimiento hecho en la campaña electoral de parar la erradicación de los cultivos de coca.

A eso hay que sumarle el sorpresivo cambio de las cabezas del Ejército y la Fuerza Aérea en medio de acusaciones de presiones por parte del Ministro de Defensa y del Secretario General de la Presidencia para favorecer a allegados al presidente Castillo en los procesos de ascensos. Desde el Congreso ya hay voces que plantean una interpelación y posterior censura al titular de Defensa. Lo peligroso es que este tema puede ser la rendija que necesitaban quienes buscan la vacancia presidencial para meter a las Fuerzas Armadas en la discusión política.

No hay que olvidar que Mirtha Vásquez es una premier prestada nomás. No es de Perú Libre, no es del entorno del presidente Pedro Castillo, y tiene una proyección política que no sabemos hasta donde estará dispuesta a hipotecar junto al mandatario.

¿Podrá Mirtha Vásquez enrumbar los zigzagueantes caminos del presidente Castillo? Por ahora logró pasar el escollo del Congreso, pero la confianza se gana con hechos, y allí el propio presidente parece jugarle en contra.

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