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Vizcarra no compró ni mi conciencia ni mi lealtad: ¿se paga favor con favor?

Muchos critican mi decisión de denunciar a Martín Vizcarra, argumentando que me ofreció trabajo y, ¿cómo podría traicionar a quien me brindó esa oportunidad? Es importante aclarar que Vizcarra no compró ni mi conciencia ni mi lealtad. Cada sol que gané fue el resultado de mi esfuerzo y dedicación, incluso trabajando horas extra sin recibir compensación adicional.

POR: KAREM ROCA LUQUE    

Creemos que, aunque Vizcarra todavía tiene seguidores fieles, estos están disminuyendo gradualmente, ya que la realidad siempre se impone. Como suele suceder, ningún crimen queda perfectamente oculto. En nuestra opinión, los únicos que permanecen leales a Vizcarra son los perros de su entrañable amigo Camilo. No olvidamos al Turco, porque no tiene perrito, los demás, con nombres y apellidos resguardados, están bajo investigación en la fiscalía.

¿Será cierto que debemos devolver todos los favores que recibimos?

¿Por qué sucede que cuando alguien nos muestra atención, nos regala algo, nos ofrece un favor o nos invita, automáticamente sentimos que le debemos algo?

Esta sensación se debe a la regla de reciprocidad, que, cuando se practica desde el amor y la gratitud, fortalece nuestros lazos humanos.

Entonces, automáticamente nos preguntamos: “¿Debemos devolver el favor?”

Cuando ayudamos o damos algo, lo hacemos sin esperar nada a cambio, demostrando verdadero amor: dar sin esperar reciprocidad.

Es decir, damos porque sentimos el deseo de compartir lo bueno que hay en nuestro corazón: bondad, alegría y felicidad.

Considero que “favor no siempre se paga con favor”.

Así, se da sin esperar recibir a cambio. Aunque a veces necesitemos ayuda de quienes hemos ayudado, no siempre podrán o querrán hacerlo.

En este tipo de situaciones si dejamos que nuestro “cerebro reptiliano” se apodere de nosotros mal vamos porque, de inmediato, haremos conjeturas y nos podemos llenar de amargura, rencor y no vale la pena el desgaste.

Mejor cambiemos de actitud y pensemos en positivo. No conocemos las circunstancias reales de esa persona y seguramente si en este momento no puede ayudarnos no es porque nos ame menos, sino porque de verdad no tiene la capacidad de hacerlo.

Siempre hay que apostar por pensar bien y recordar que el amar y el servir también son capacidades que hay que nutrir y cultivar a diario. No todas las personas han caído en cuenta de eso, por lo tanto, no las tienen tan desarrolladas.

Es cierto, cuando una persona de verdad desea ayudarnos moverá cielo, mar y tierra para hacerlo. Quizá no lo haga exactamente como se lo hemos solicitado, pero si de una forma que nos hará sentir importantes. Muchas veces bastará una sola palabra de alivio hacia nosotros para recibir ese auxilio.

¿Y cuándo no podemos pagar el favor?

A veces, recibiremos regalos o invitaciones que no podremos devolver. Si estos regalos no comprometen nuestra dignidad, recibámoslos con amor.

Debemos trabajar en tener humildad y merecer recibir. Al permitir que otros nos muestren su amor a través de sus servicios y atenciones, permitimos que reciban bendiciones.

Por eso, dejemos de lado nuestro ego para cultivar la humildad, aceptemos lo que los demás nos ofrecen sin sentir vergüenza o pensar que no lo merecemos. Aunque pueda parecer lo contrario, recibir también exige una gran dosis de humildad.

Hay que mantener la regla de reciprocidad lo más sana posible. Es decir, no involucrar intereses personales egoístas que pretendan usar al otro para sacarle favores.

Al dar, actuemos con la conciencia de que lo hacemos desde un profundo amor y la convicción de que tal vez la otra persona no pueda devolvernos el favor. Aunque esa persona no lo haga, la vida tiene su manera de retribuirnos. Cada favor que realizamos nos retorna de alguna forma como bendiciones, siempre que actúen con sinceridad y buena intención.

Sin embargo, hay quienes no entienden esto, como Martín Vizcarra, para quien solo existe el “favor con favor se paga”.

Muchos critican mi decisión de denunciar a Martín Vizcarra, argumentando que me ofreció trabajo y, ¿cómo podría traicionar a quien me brindó esa oportunidad? Es importante aclarar que Vizcarra no compró ni mi conciencia ni mi lealtad. Cada sol que gané fue el resultado de mi esfuerzo y dedicación, incluso trabajando horas extra sin recibir compensación adicional.

Si veo actos ilícitos y no digo nada, no soy leal, soy “cómplice”. Siguiendo el ejemplo de mi padre, un hombre íntegro, prefiero defenderme con un arma poderosa que es la verdad.

Vizcarra quiso que me subleve, que me inmole, en su entender quería que le devuelva la oportunidad de haber trabajo a su lado, por eso siempre repetía: “favor con favor se paga” pero trabajé cada minuto de mi vida, mereciéndome con mi trabajo mi sueldo honrado, aún guardo en mi corazón los secretos más difíciles de Martin Vizcarra, secretos que llevaré conmigo hasta el día que me muera.

Y no se trata de lealtad si no de decisión propia, decido guardar los secretos, porque podría generar un caos familiar y social. Mi ex jefe en este caso que fue muy mencionado en el año 2020 “caso swing” quería que mienta por él ante el Poder Judicial, pero me mantuve firme, esperando la justicia que me asiste. Justicia que tardó, pero que Dios no ha olvidado, por lo injusto que fue en mi vida.

El juez supremo Juan Carlos Checkley aprobó la investigación preparatoria contra Patricia Balbuena por presunto peculado doloso. Se acusa a Vizcarra de haber prometido un puesto a Richard Cisneros sin el perfil requerido. La denuncia no se hizo en su momento por temor. Hoy, con más personas dispuestas a decir la verdad, los tiempos han cambiado.

Algunos de la seguridad de Vizcarra confunden confidencialidad con encubrimiento. Deben lealtad a su institución y país, no a Vizcarra.

Exhorto a quienes le deben favores a Vizcarra: la justicia les alcanzará. ¿Creen que el dinero lo compra todo? No, los detalles más pequeños han llevado a descubrimientos importantes.

Sólo me queda decir: “Porque el Señor ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles. El Señor los protegerá para siempre, pero acabará con la descendencia de los malvados.” Salmo 37:28

Nos vemos la próxima semana, porque la verdad se abre paso.

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