POR: ABOG. JESÚS MACEDO GONZALES
La semana pasada fue asesinado Paul Flores García un cantante de una destacada agrupación musical, esto es símbolo de que el problema de la inseguridad ciudadana no ha sido eliminado. ¿Pero el tema de seguridad ciudadana es solo de las víctimas de sicarios? ¿o es un riesgo que enfrentamos cada día? ¿Desde el gobierno central se están tomando medidas acertadas y pertinentes? analicemos.
Un sicario es una persona que mata por encargo de otro y esto suele pasar normalmente por el cobro de una venganza. Por eso 30 agrupaciones musicales a nivel nacional hoy han sacado un pronunciamiento en un diario nacional titulado “No queremos morir”. En este pronunciamiento, se solidarizan con el grupo musical que ha sido víctima de este sicario e indican que “La música, el arte, la cultura debe ser sinónimo de alegría, pero hoy quienes vivimos de ella nos vemos obligados a convivir con el miedo, el dolor la incertidumbre sobre nuestra vida, así como todas aquellas personas que han sido obligadas a dar sumas de dinero para proteger sus vidas.
El entierro de Paul Flores García se convirtió en una protesta política porque los asistentes al entierro gritaron ¡fuera Dina! No obstante, la señora con sus más de cincuenta muertos y ya perdí la cuenta de cuantos procesos de investigación, de seguro no va a renunciar. Lo irónico, es que Gustavo Lino Adrianzén Olaya, el premier, ha dicho que la solución es que los militares se cambien de uniforme y que los jóvenes hagan servicio militar. Para empezar los militares han sido formados para pelear contra el enemigo externo, recordemos que en época del COVID los sacaron para apoyar a los policías y cometieron varios excesos. Por otro lado, del servicio militar obligatorio, es inconstitucional, si alguien lo impusiera cualquier persona puede imponer un habeas corpus y no es necesario abogado y exigir al juez que no se limite su libertad, el servicio militar es voluntario. Ese planteamiento es bien decrépito, decir “que los jóvenes en nuestra sociedad son los delincuentes”.
¿Cómo hacemos entonces para que nuestras autoridades cumplan la labor que les toca? ¿Cómo hacemos para que no haya más muertos? ¿Cómo hacemos para que la policía pueda cumplir su rol adecuadamente? Definitivamente que hay una responsabilidad política, ninguna de nuestras autoridades nacionales quiere asumir.
¿No sé si ustedes recuerdan cómo cayó Abimael Guzmán? No lo capturó Fujimori, lo capturó el Grupo Especial de Inteligencia de la Policía Nacional (GEIN) con Ketin Vidal a la cabeza. Eran un grupo de policías que no tenían todo el dinero que tiene el Estado, y que con mucha vocación y paciencia se disfrazaron de vendedores ambulantes, de barrenderos, para rastrear a Abimael, y se sabe que gracias a la basura que salía de la casa en Surquillo Abimael tenía un problema de salud, lo que consumen etc. Dicho sea de paso, Fujimori ni conocía de este operativo, eso sí se “marketeò” muy bien haciendo creer que él encabezaba el operativo, cuando estaba con su hijo pescando en la selva.
¿No podríamos hacer igual ahora?, la policía tiene agentes muy bien preparados para cumplir su rol. Obviamente tendríamos que tener políticas de seguridad complementadas con fiscales también que tengan la autoridad para desmantelar las bandas de sicarios y extorsionadores. Con leyes pertinentes no para proteger a los delincuentes sino para desenmascararlos. No quiero creer lo que hace poco dijo Nayib Bukele el Presidente de El Salvador, quien afirmó algo así como “que, si el gobierno no puede acabar con la delincuencia, quiere decir que la delincuencia está en el gobierno”.
Por eso, sería símbolo de madurez política si todos estos hechos fueran motivo para encabezar una gran movida ciudadana para que se vaya la señora Dina Boluarte que dinamita nuestra sociedad con su incompetencia, mentiras e indiferencia ante los problemas de inseguridad ciudadana que vivimos. No obstante, anhelamos que nadie sea muerto por un sicario o un delincuente y tengamos un país tranquilo y seguro.