Luego de 26 días lejos de su familia, doce de ellos recorriendo en bicicleta más de 1,331 kilómetros desde la zona afectada hasta Lima, el biólogo moqueguano y sub gerente de Gestión del Medio Ambiente en la Municipalidad Provincial de Mariscal Nieto, Carlos Santos Roque, confirmó que su marcha de sacrificio en defensa del río Coralaque permitió obtener una respuesta formal del Ministerio de Energía y Minas, la cual reconoce que no existe impedimento legal para el tratamiento de las aguas contaminadas que actualmente se vierten en el cauce y afectan al río Tambo.
Santos explicó que el documento oficial representa una herramienta clave para iniciar las acciones técnicas de recuperación ambiental. “Con esta respuesta tenemos la llave que abre las puertas para continuar las acciones de descontaminación. Siempre tuvimos la razón y ahora está documentado”, señaló.
El profesional detalló que su propuesta técnica fue evaluada favorablemente por la Autoridad Nacional del Agua (ANA) y el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), entidades que validaron que el planteamiento cumple con la normativa vigente. Sin embargo, cuestionó duramente la demora de la Dirección General de Minería en emitir un pronunciamiento claro, pese a que el propio presidente de la República había ordenado priorizar la atención de la problemática.
“Han pasado trece días desde la orden presidencial para que recién se pronuncien. Por desconocimiento de un solo funcionario, más de 60 mil personas venimos sufriendo esta contaminación”, expresó. Incluso calificó esta situación como una “dictadura ambiental” por la resistencia que, según dijo, han mostrado algunos funcionarios para autorizar de forma directa el tratamiento de las aguas rojas que descargan al río.
Santos informó que la empresa minera Aruntani SAC ha ratificado su disposición para colaborar con la descontaminación mediante su planta de tratamiento, la cual tendría capacidad para procesar hasta 90 litros por segundo, además de incrementar en 200 toneladas mensuales el uso de cal para neutralizar la acidez de las aguas. No obstante, indicó que dicha intervención aún requiere autorización expresa del Ministerio de Energía y Minas.
En el plano personal, el biólogo aseguró que su travesía tuvo un alto costo humano y económico, ya que se mantiene con licencia sin goce de haber durante su ausencia laboral. Sin embargo, afirmó que el sacrificio valió la pena porque ahora existe un respaldo técnico y legal para avanzar en la recuperación del río Coralaque. “No hemos ido solo a reclamar, hemos ido con una solución científica bajo el brazo”, remarcó.

