POR: GUSTAVO PINO
En Moquegua, las bibliotecas públicas municipales enfrentan una crisis que refleja una desatención preocupante a la infraestructura cultural y educativa de la región. Según el Sistema Nacional de Bibliotecas, Moquegua cuenta con solo dos bibliotecas públicas municipales para una población —según Censo Nacional 2017 del INEI— de 182,017 habitantes y 21 gobiernos locales. Este dato es alarmante, pues evidencia una notable escasez de espacios dedicados al fomento de la lectura y el acceso a la información.
La Biblioteca Pública Municipal Moquegua, ubicada en la provincia de Mariscal Nieto, es la única institución de su tipo que atiende a los siete gobiernos locales de esta área. Esto implica que el 83.3% de los gobiernos locales en esta provincia no cuentan con una biblioteca pública, lo cual limita enormemente el acceso a recursos educativos y culturales para la mayoría de la población. Además, es preocupante que no haya bibliotecólogos en esta institución, lo que afecta la calidad de los servicios ofrecidos y la gestión adecuada de las colecciones.
La carencia de bibliotecólogos es un problema crítico, ya que estos profesionales son esenciales para la organización, catalogación y promoción de los recursos bibliográficos. Sin ellos, las bibliotecas operan de manera limitada y no pueden desarrollar programas educativos y culturales efectivos. En el caso de la Biblioteca Pública Municipal Moquegua, esta deficiencia se agrava por la falta de servicios como el préstamo a domicilio y la extensión cultural, según el Sistema Nacional de Bibliotecas, restringiendo aún más las posibilidades de acceso a la información y al aprendizaje continuo.
Por otro lado, la Biblioteca Municipal Luis E. Valcárcel en la provincia de Ilo presenta una situación ligeramente mejor. A pesar de no contar con bibliotecólogos, ofrece servicios adicionales como el préstamo a domicilio y actividades de extensión cultural. Sin embargo, al igual que su contraparte en Mariscal Nieto, no dispone de materiales en braille, lo que excluye a personas con discapacidades visuales y subraya la necesidad de una mayor inclusión en el acceso a la información. Y sumado a esto, tampoco cuentan con personas capacitadas para la atención a personas cuya lengua materna sea el Quechua o Aymara, lo cual agrava la falta de inclusión cultural y restringe aún más el acceso a estos importantes recursos para las comunidades indígenas de la región.
La situación actual de las bibliotecas públicas en la región Moquegua no solo es una cuestión de cantidad, sino también de calidad. En la Biblioteca Pública Municipal de Mariscal Nieto, según el Sistema Nacional de Bibliotecas, laboran cinco personas de más de 56 años, siendo un 100% de género masculino y todos con licenciatura en sus respectivas profesiones. La colección de esta biblioteca está compuesta en un 95.7% por libros y un 4.3% por revistas y periódicos, lo que evidencia una limitada diversidad de materiales.
Por otro lado, la Biblioteca Municipal Luis E. Valcárcel en la provincia de Ilo presenta una situación similar. El personal encargado también es 100% masculino y todos son titulados, aunque sus edades fluctúan entre 36 y 45 años, mostrando una plantilla algo más joven. En cuanto a sus colecciones, el 96.6% corresponde a libros, el 3.2% a revistas y periódicos, y un 0.1% sin especificar, reflejando una similar falta de diversidad en los materiales disponibles para los usuarios.
En la actualidad, existen 571 bibliotecas públicas municipales en Perú, atendidas por apenas 34 bibliotecólogos. Esta cifra es preocupantemente baja, especialmente considerando que, según el INEI, en 2017 había aproximadamente 1,874 gobiernos locales (provinciales y distritales) y una población de 31,237,385 habitantes en el país.
Esta distribución desigual de bibliotecas enfatiza la falta de recursos y personal especializado en comparación con la cantidad de gobiernos locales y la vasta población que necesitan estos servicios. También será crucial, para acortar estas brechas, la inversión en infraestructura bibliotecaria y servicios inclusivos por parte del sector público, privado y organizaciones no gubernamentales para fortalecer las bibliotecas como centros comunitarios dinámicos. La implementación digital de las bibliotecas, mediante la creación de una plataforma en línea accesible con una amplia colección de recursos, podría superar muchas de las barreras actuales.