POR: JACK CHIRINOS SARMIENTO
A veces nos pasa, que cuando queremos volver a empezar de nuevo, nuestro pasado no nos deja. Es mucho más fuerte que nuestras ansias de cambiar de rumbo. A todos los que lo intentaron en más de una ocasión, les dedico esta historia. Espero les agrade.
Mi vida siempre ha transitado al borde del camino entre la lectura y la bohemia. En muchas ocasiones anduve por caminos que no debí recorrer y lo hice. Hubo caminos buenos que dejé de transitar y otros buenos caminos que sí lo hice y de buena manera. De los buenos caminos siempre hay buenos recuerdos y de los malos, sólo quedó la experiencia de haberlos recorrido.
En los años universitarios, conocí a una chica muy agradable, de linda sonrisa y que compartía conmigo una gran afición: la lectura. El amor no surgió de la noche a la mañana, pero empezó a fluir poco a poco, como siempre digo yo “lento pero seguro” y de pronto nos vimos enamorados ambos. Fue tan fuerte lo que sentimos que no fue necesario declararnos, sólo nos besamos y durante varios días fuimos felices.
Hasta que un día, previa conversación con sus amigas, me llamó y me dijo que no podía continuar conmigo, que a pesar que me amaba no podía seguir con la relación. Fue muy duro aceptarlo, pero lo hice. A los años recién supe los motivos, después de ello la vi poco, viajó hacia otro país, volvió de nuevo al Perú, se separó y no supe más de ella. Mi pasado oscuro pudo más.
Durante muchos años, pasé muchas experiencias fugaces, amores de pocos días que dejaron pocos recuerdos y pocas enseñanzas, sólo era vivir el momento y experimentar cosas nuevas. Fue una etapa mística, diría yo, donde puse en práctica y comprobé varias teorías sobre las relaciones amorosas, que muchos alardean, pero pocos se atreven a cumplirlas. Yo si lo hice.
Muchos años después, conocí a una chica muy interesante desde el comienzo. Había salido de una relación tortuosa de muchos años, estaba con el corazón destrozado por un matrimonio frustrado. Nuestro encuentro fue casi casual, comenzamos a salir y desde el primer día hubo amor y atracción entre ambos, pasamos cosas muy lindas en su mayoría, pero hubo momentos complicados también.
No quería nada formal, le huía al compromiso y se lo dije mucho después. Con el tiempo me di cuenta, que nuevamente mi corazón se abrió y estaba enamorado de ella, no podía creer como me pasó a mí, pero nadie puede decidir sobre el amor. Se lo dije y de allí las cosas cambiaron, pero no para bien y por enésima vez, mi oscuro pasado me condenó.
Hubo otra persona, que atrajo mi atención desde que la conocí, yo era mayor que ella sólo por unos años, vivimos una experiencia fugaz, pero ella tuvo que viajar y de un día para otro, no nos volvimos a ver. Pasaron muchos años y nos encontramos y desde ese día, nuestro amor fue creciendo, creciendo, creciendo. Era alucinante ver como dos personas se pudieran amar tanto y que lo que se sembró en aquellos años pasados, estaba intacto y es más, seguía y seguía creciendo. Por primera vez en años me porté bien, salvo una excepción que no recuerdo. Pero mi oscuro pasado pudo más.
A veces pienso, que en la vida hay otra oportunidad. Soy de las personas que se proponen algo lo cumplen, pero siempre pido otra oportunidad, quizás muchas personas no lo comprendan ni mucho menos lo entiendan y nunca nos darán otra oportunidad. A esas personas les dejo esta frase: “Quien no ha pecado, que tire la primera piedra”. Quien no se equivoca, pero es bueno reconocerlo y rectificarse, sólo te digo a ti que estás leyendo esta historia, da la última oportunidad, porque estoy seguro que no te arrepentirás.
Hace días atrás y de casualidad abrí YouTube en mi celular y escuché una canción titulada “Siempre es lo mismo…Nena” y recordé todas estas historias que cuento ahora, en mi vida hay muchas más más, pero esas si SON COSAS MÍAS.