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27 noviembre, 2024 5:50 pm

Siempre confía en tu intuición

POR: KAREM ROCA LUQUE

Seguramente has vivido momentos en tu vida en los que claramente puedes recordar haber tenido un presentimiento o sentimiento sobre una persona o una situación. A lo mejor le hiciste caso o puede ser que no, y hubo consecuencias por no hacerlo. Recuerda bien cómo y cuándo pasó esa situación. ¿Qué hiciste? ¿Cómo reaccionaste? ¿Cuál fue el resultado? Son eventos muy pronunciados, pero también pasa con los eventos del día a día en tu vida. 

Por ejemplo, si estás intentando comer mejor, cuando se te presenta la oportunidad de comer algo que no va con lo que tu cuerpo te está pidiendo, habrá un instante en el que tu intuición te recuerde la meta. Puede ser solo un segundo y tomas la decisión de hacerle caso o no.

Cuando tienes un presentimiento, una respuesta y no sabes de dónde viene, hazle caso. ¿No te ha pasado que conoces a alguien y simplemente hay algo de esa persona que te causa incomodidad? Es tu intuición.

A veces no podemos dejar de convivir por completo con ciertas personas, pero definitivamente puedes tener límites y dar pasos hacia atrás para no tener que exponerte al daño que las personas te pueden ocasionar. Cuando tu intuición te indica que algo no está bien, hazle caso y toma acción para apoyar esa decisión y esa intuición.

SEÑALES PARA APARTARME 

Pues bien, si tuviera que escribir una historia de hechos y acontecimientos basados en la vida real, empezaría escribiendo la historia de mi vida. Soy de signo Sagitario, nací el 26 de noviembre de 1977 en la cálida ciudad de Moquegua. Tengo 46 años. Según los astros, mi signo indica que tengo la personalidad de una mujer encantadora y con mucho optimismo, súper franca y honesta. Soy una mujer de espíritu libre que valora la verdad y la justicia, y también persisto en la búsqueda del conocimiento por encima de todo.

Soy directa y mi personalidad dice mucho de mi audacia y honestidad, sobre todo en mi vida personal. Hoy más que nunca, estoy convencida de que Dios me envió señales para apartarme de gente equivocada, pero me traicionó la razón. Pensé que mi intuición se estaba equivocando y pequé tontamente confiando en personas con un corazón enfermo, aquellas que no les importa lastimar a alguien con tal de lograr sus oscuros objetivos.

Existe gente con habilidades para conocer, comprender o percibir algo de manera clara e inmediata sin la intervención de la razón. Pues creo formar parte de estas personas. A estas alturas de la vida, he aprendido cuándo decir no, cuándo apartarme y cuándo hablar claramente si fuese el caso preciso.

Algunos le decimos ‘intuiciones’, otros prefieren darles el apelativo de ‘presentimientos’, y no faltan los que les dan el título de ‘revelaciones’.

EL PAPEL DE DOÑA SONIA

Cuando conocí a Martin Vizcarra, la vida ya me estaba dando la oportunidad de saber que, por alguna razón, él había sido puesto en mi camino. Debí apartarme cuando descubrí la doble moral de este hombre que era mi “jefe”. Siempre buscó echarle la culpa de sus actos a cualquier persona subalterna o simplemente a alguna persona que se sacrificara por él.

Cuando empezó su mandato en el año 2011, comenzamos en el despacho regional la señora Sonia Gamarra y yo. Ella era personal nombrado y había sido elegida para ser la secretaria de Vizcarra, mientras que yo fui elegida como asistente personal del mismo. Sonia no culminó el gobierno de Vizcarra porque el jefe había sido alertado por la directora de la UGEL Mariscal Nieto sobre el destaque de una profesora de la parte alta de Moquegua hacia la ciudad. Incluso, esta profesora, cuando fue entrevistada por la directora de la UGEL, expresó que habría conversado sobre un pago de por medio. Entonces, ese tema tomó otro giro porque la secretaria se había tomado el nombre del “jefe” para consumar el hecho.

En esos mismos andares, Vizcarra volvió a ser alertado por los trabajadores del Gobierno Regional, ya que Sonia era la responsable de repartir y cobrar unos Bingos que eran para recaudar fondos para el monasterio de San José de las “Hermanas Carmelitas”. Vizcarra estaba muy involucrado en ello porque los domingos solía asistir a misa en El Alto La Villa. En ese sentido, Vizcarra tomó la decisión de apartar a la secretaria y hacer que la oficina de Recursos Humanos la trasladara a otra área. Sonia no culminó el año 2011.

Ahora surge una tremenda sorpresa: Vizcarra es investigado en la carpeta fiscal “Lomas de Ilo y Hospital Regional de Moquegua». Ofrece como testigo a Sonia Gamarra para que diga que fue ella quien alcanzaba las Resoluciones para la firma del vicepresidente, el Dr. Humberto Portilla Alarcón. ¿Entonces qué pasó en el 2011? He tomado conocimiento de que la fiscalía ha pedido, con documento, el récord laboral de Sonia Gamarra hace más de un mes, y el Gobierno Regional no responde. ¿Cómo es posible que esto pueda suceder? En audiencia pública, la jueza ha leído quienes son los testigos que ha presentado la defensa técnica de Vizcarra para conocimiento de todos.

Las resoluciones en cuestión se firmaron en el año 2013, y Sonia no podría ser testigo porque ya no se encontraba en el despacho. El reemplazo de Sonia fue Zoila Oviedo. Zoila y yo fuimos quienes nos encargamos de alcanzar las resoluciones al presidente y vicepresidente para las firmas respectivas.

¿Entonces cómo podría Sonia Gamarra ser testigo de Vizcarra? Ahora pienso que esta fue la primera señal en la que debí alejarme, porque intuí que algo malo pasaría, pero decidí seguir. Vizcarra nunca dijo nada porque quería vivir de apariencias. Un día, me llamó a su oficina y me dijo que no era la persona indicada para darme clases de moral. No entendía bien por qué me decía esto. Yo había sido muy discreta cuando descubrí post-it de color rosado con mensajes de amor entre los dos románticos.

El acercamiento entre su consejera y Vizcarra se volvió evidente. Para él, era más fácil practicar la doble moral. Me dijo que le habían contado que yo estaba involucrada con un trabajador, y que eso estaba mal visto por mi condición de asistente personal y mi estado civil. La idea de Vizcarra era tener una razón para no quedar mal ante Moquegua, porque había trabajado mucho en su perfil para ser visto como un excelente líder político, un ejemplo de esposo y luchador por los intereses de Moquegua.

Sorprendida y hasta enojada, le dije a Vizcarra que estaba totalmente equivocado y que esa infame mentira era un chisme creado por él mismo. Mi exjefe sabía que esa era una excusa para no quedar mal ante los medios de comunicación, la sociedad moqueguana y, sobre todo, su esposa. El rumor crecía cada vez más, pues se presumía que ambos estaban enamorados por las miradas, los coqueteos, sus viajes de trabajo coincidentes, etc.

MÁS SEÑALES

También se comentaba sobre la contratación de su sobrino político en el Gobierno Regional de Moquegua, esposo de la hija de su hermano. Este abogado se habría involucrado con una trabajadora en el Gobierno Regional. Había comentarios de los mismos trabajadores que habían llegado a oídos de Vizcarra sobre cómo, en horario de oficina, este sobrino salía con papeletas de comisión de servicio y se iba al estadio a mirar el fútbol con su acompañante, a restaurantes turísticos en Ilo y otros lugares.

Cuando Vizcarra me preguntó directamente, lo negué. Lo hice porque pensé que no debía meterme en la vida personal de otras personas; nosotros solo nos debemos a nuestro trabajo. En ese tiempo, me eché la culpa de los rumores que había sobre Vizcarra ante su esposa, pues ya le habían contado lo que sucedía en los pasillos del Gobierno Regional. Esa fue la segunda señal que tuve; intuí que no estaba bien y debí alejarme, pero pensé que no tenía que ver una cosa con otra y decidí continuar.

Tengo muchas pruebas y secuencias en mi vida para hacer un libro grueso. Ahora, quienes cuidan a Vizcarra solo están en complicidad con él. Veremos qué dicen todos los testigos que ofrece Vizcarra para salir libre de esa investigación; los moqueguanos se llevarán muchas sorpresas. Ahí veremos quién es quién.

Es fácil para un mitómano negar todo; no le importa lo que le pueda pasar al resto. Podría contar varias secuencias vividas al lado de un jefe desleal. Solo quienes tienen poder económico son de su agrado. Vizcarra no sabe de lealtades, solo de vivir de la “oportunidad”. Ahora puedo decir enérgicamente, siempre hagan caso a su intuición, porque en esta vida nada es casualidad.

Amables lectores, nos vemos la próxima semana.

Análisis & Opinión