BLGO. JOSÉ J. GUERRERO-ROJAS
CONSULTOR EN PROYECTOS AMBIENTALES
El primer miércoles de agosto, el pasado día primero, tuvimos que hacer frente a la realidad de nuestra cultura consumista con el “Día del Exceso de la Tierra”, también conocido como el “Día de la Sobrecapacidad de la Tierra”, una campaña de concienciación ambiental para alertar de que nuestra huella ecológica es cada vez mayor y para saber qué se puede hacer entre todos para reducirla.
En este día la humanidad contraerá un déficit ecológico con el planeta, es decir habrá utilizado en los primeros siete meses de este 2018 más recursos y servicios ecológicos de los que la naturaleza puede regenerar durante este periodo. ¿De quién es la culpa? Entre otros, de la sobrepesca, de la sobreexplotación de bosques y de la emisión de más dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera que producimos todos con nuestras demandas y actividades diarias.
La fecha exacta se consigue comparando el consumo anual total de la humanidad (huella ecológica) con la capacidad del planeta para regenerar recursos naturales renovables en ese año (biocapacidad). A su vez, ambos elementos se calculan cada año con las estadísticas oficiales de Naciones Unidas.
Los cálculos realizados por la Global Footprint Network (GFN), conjuntamente con los creadores de la “huella ecológica”, estiman que este desbordamiento llega cada vez antes: en 1980 fue el 9 de noviembre, en 1993 la fecha donde se detectó está anomalía fue el 21 de octubre; en 2003 el 22 de septiembre; mientras que en 2013 el 21 de agosto.
En términos globales, el análisis nos dice que se necesita el equivalente a 1,7 planetas para producir lo suficiente con el fin de satisfacer las necesidades humanas conforme a las actuales o presentes tasas de consumo. Las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por la quema de carbón, petróleo y gas constituyen el 60% de la huella ecológica de la humanidad en la Tierra.
Esta tasa varía según los países, puesto que España consume 2,4 planetas, una cifra superada por países como Australia (5,2), Estados Unidos (5,0), Corea del Sur y Rusia (3,4), Alemania (3,2), Suiza (3,1), Francia y Reino Unido (3,0), Japón (2,9) e Italia (2,6).
Para el 2050, se espera que la población global se incremente de manera importante, por lo que el planeta habrá una mayor presión sobre los recursos naturales de la Tierra. Vivimos en un planeta con recursos finitos, que no son “eternos”, por lo que es urgente y necesario que todos cambiemos la forma de pensar y sobre todo de actuar con respecto a los comportamientos que solemos realizar diariamente.
Tengamos presente que pequeñas acciones pueden hacer una gran diferencia. Cada uno de nosotros tenemos un papel importante para crear un mundo donde todos podamos vivir dentro de nuestros límites ecológicos.
¿QUÉ HACER?
Existen mucha información sobre las medidas y soluciones a considerar para mejorar la calidad de vida en nuestro planeta y retrasar la fecha del día del exceso de la tierra. Algunas son:
- Reducir las emisiones de CO2. En la actualidad, las emisiones de carbono representan el 60% de la huella ecológica de la humanidad. Al bajarlas a la mitad, el Día del Exceso se retrasaría 89 días, casi tres meses. Los seres humanos pasarían a necesitar 1,2 planetas, en vez de los 1,7 planetas que representa nuestra huella ecológica actual.
- Mejorar el sistema alimentario mundial. La producción y consumo actual de alimentos es muy ineficiente, con gran cantidad de recursos que llegan en exceso a una parte de la humanidad que la derrocha, mientras que la otra parte se muere de hambre. Sustituir la ingesta de carne por otros alimentos que proporcionen su alimento sería una de las claves.
- Realizar un desarrollo urbano sostenible. Se estima que entre el 70% y el 80% de la población mundial vivirá en zonas urbanas en 2050. Por tanto, las estrategias de planificación y de desarrollo urbano que equilibren la oferta de capital natural y la demanda humana son fundamentales. Uno de sus aspectos clave es el transporte, responsable del 14% de la huella de carbono global.
- Planificar el tamaño de la población. En un mundo de recursos limitados, cuantas más personas, menos planeta hay por cada una de ellas.